Ordinario de la Misa: Lunes XXX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 24 de Octubre, 2011
Tu palabra, Señor, es la verdad
Feria de la 30a. semana del Tiempo Ordinario o memoria libre de san Antonio María Claret, Obispo
Bendito sea el Señor, que nos salva
Antífona de Entrada
A los que esperan en ti Señor, concédeles tu paz, y cumple así las palabras de tus profetas; escúchame, Señor, y atiende a las plegarias de tu pueblo.
Oración Colecta
Oremos:
Míranos, Señor, con ojos de misericordia y haz que experimentemos vivamente tu amor para que podamos servirte con todas nuestras
fuerzas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos
(8, 12-17)
Hermanos: Nosotros no estamos sujetos al desorden egoísta del hombre, para hacer de ese desorden nuestra regla de conducta. Pues si ustedes viven de ese modo, ciertamente serán destruidos. Por el contrario, si con la ayuda del Espíritu destruyen sus malas acciones, entonces vivirán.
Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios.
El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser glorificados junto con él.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 67
Bendito sea el Señor,
que nos salva.
Cuando el Señor actúa, sus enemigos se dispersan y huyen ante su faz los que lo odian. Ante el Señor, su Dios, gocen los justos y salten de alegría.
Bendito sea el Señor,
que nos salva.
Porque el Señor, desde su templo santo, a huérfanos y viudas da su auxilio; él fue quien dio a los desvalidos casa,libertad y riqueza a los cautivos.
Bendito sea el Señor,
que nos salva.
Bendito sea el Señor, día tras día, que nos lleve en sus alas y nos salve. Nuestro Dios es un Dios de salvación, porque puede librarnos de la muerte.
Bendito sea el Señor,
que nos salva.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (13, 10-17)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había ahí una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa de un espíritu malo. Estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad”.
Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera hecho una curación en sábado, le dijo a la gente: “Hay seis días de la semana en que se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los curen y no el
sábado”.
Entonces el Señor dijo:
“¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a abrevar, aunque sea sábado? Y a esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no era bueno desatarla de esa atadura, aun en día de sábado?”
Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en cambio, la gente se alegraba de todas las maravillas que él hacía.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
La importancia que los judíos daban al cumplimiento de los preceptos era constantemente “carga pesada” para Jesús, cuando enseñaba o realizaba algunos signos, que, más que simples acciones o milagros que favorecían a determinadas personas, eran un llamado urgente a producir un verdadero rescate del ser humano. Ese ser que se muestra enfermo, marginado o encorvado frente a la vida, a quien hay que transformar en persona y devolverle su dignidad de criatura de Dios.
La reprimenda de Jesús al jefe de la sinagoga es fuerte, tanto por las expresiones que usa como por el sentido que le da y que termina haciéndole sentirse confundido ante los argumentos contra el cumplimiento superficial de la Ley.
Jesús nos recuerda que no debemos esmerarnos por cumplir la “letra” de la Ley, sino más bien su “espíritu”; que es más importante ser persona que no tan sólo parecerlo; que debemos construir el Reinado de Dios desde nuestro corazón.
Jesús nos muestra lo importante que es salir de la encorvadura espiritual en la que vivimos y ser capaces de “enderezarnos” para poder mirar de frente al mismo Dios.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad, los dones y plegarias de tu pueblo y haz que lo que cada uno ofrece en tu honor, ayude a la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común II
La salvación por Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia. Por Cristo nuestro Señor.
Por él, los ángeles y arcángeles, y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Señor Dios, qué valioso es tu amor. Por eso los hombres se
acogen a la sombra de tus alas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la gracia de esta comunión nos transforme, Señor, tan plenamente, que no sea ya nuestro egoísmo, sino tu amor, el que impulse, de ahora en adelante, nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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