Evangelio del Viernes XXX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 28 de octubre, 2011
Lectura del Santo Evangelio, según San Lucas 6,12-19
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que se puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
Hoy, en este día en que celebramos a los apóstoles Simón y Judas, los textos nos invitan conocer y a reflexionar sobre nuestro llamado de servidores en el nombre de Cristo.
El evangelio nos narra cómo Jesús escoge a doce discípulos y los llama apóstoles. Cabe destacar que la presencia de la oración revela la importancia de los momentos más relevantes en la vida de Jesús. Quizás esta oración es para pedirle al Padre acertar en su elección, o posiblemente para que quienes sean elegidos puedan continuar y se sientan dispuestos a seguirlo. Pablo les llamará “cimiento de la comunidad”, representantes ellos al mismo Cristo.
Jesús les elige para responder a las necesidades de una humanidad enferma. Y les confiere su propia misión, su propia autoridad. Es una elección bajo el signo de la gratuidad; cuenta tan sólo la voluntad de Jesús, su predilección y su amor. Es una elección para estar con él y enviarlos a predicar; elección que indica el deseo de Jesús de preparar el nuevo Israel, el de los últimos tiempos, el verdadero pueblo de Dios.
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