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miércoles, 19 de octubre de 2011

Ordinario de la Misa; Jueves XXIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 20 de Octubre, 2011

Ordinario de la Misa; Jueves XXIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 20 de Octubre, 2011
Firmeza es el Señor para su pueblo
Feria de la 29a. semana del Tiempo Ordinario
Dichoso el hombre que confía en el Señor
Antífona de Entrada
Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te invoco. Tú eres bueno y clemente y no niegas tu amor al que te invoca.
Oración Colecta
Oremos:
Dios misericordioso, de quien procede todo lo bueno, inflámanos con tu amor y acércanos más a ti a fin de que podamos crecer en tu
gracia y perseveremos en ella.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos
(6, 19-23)
Hermanos: Por la dificultad natural que tienen ustedes para entender estas cosas, voy a seguir utilizando una comparación de la vida ordinaria. Así como en otros tiempos pusieron sus miembros al servicio de la impureza y de la maldad, hasta llegar a la degradación, así ahora pónganlos al servicio del bien, a fin de que alcancen su
santificación.
Cuando ustedes eran esclavos del pecado, no estaban al servicio del bien. ¿Y qué frutos recogieron entonces de aquello que ahora los llena de vergüenza? Ninguno, pues son cosas que conducen a la muerte.
Pero ahora, libres ya del pecado y entregados al servicio de Dios, dan frutos de santidad, que conducen a la vida eterna. En una palabra, el pecado nos paga con la muerte; en cambio, Dios nos da gratuitamente la vida eterna, por medio de Cristo
Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 1
Dichoso el hombre
que confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.
Dichoso el hombre
que confía en el Señor.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.
Dichoso el hombre
que confía en el Señor.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.
Dichoso el hombre
que confía en el Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Todo lo considero una pérdida y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y vivir unido a él.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (12, 49-53)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega!
¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Pareciera que la frase de Jesús, de que no vino a traer paz, sino división, fuera una frase difícil de entender en la boca del Señor. Él, que siempre habló del amor, de paz, de tranquilidad, de poner la otra mejilla, de perdonar hasta setenta veces siete, hoy nos presenta un mensaje diametralmente opuesto.
Todo está en la medida en que sepamos vivir nuestra vida. Si la vivimos de tal forma que sólo nos preocupe el bienestar material y la “felicidad” elusiva que podamos alcanzar con lo que poseemos, habremos de entender la frase literalmente. Pero, si somos capaces de vivir nuestra vida procurando esforzadamente su calidad, se producirá una transformación que dará una nueva dimensión al diario vivir. Y así es cómo Jesús quiere que la entendamos.
Cuando seguimos a Jesús, nuestro accionar es distinto y puede parecer que rompe las reglas de lo normal, superando peleas, divisiones, rencores, incapacidad de ver más allá de aquello a lo que estamos acostumbrados. Seguir a Jesús significa romper esquemas y situaciones, para ir viendo cómo se va construyendo el Reinado de Dios.


Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos y realiza en nosotros con el poder de tu Espíritu, la obra redentora que se actualiza en esta Eucaristía.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común IX
La gloria de Dios es el hombre
viviente.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con
alegría el himno de tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Qué grande es la delicadeza del amor que tienes reservada, Señor, para tus hijos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te rogamos, Señor, que este sacramento con que nos has alimentado, nos haga crecer en tu amor y nos impulse a servirte en nuestros prójimos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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