Evangelio del Lunes II Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 16 de Enero. 2012
Lectura del Santo Evangelio, según San Marcos 2, 18-22
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: "Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?" Jesús les contestó: "¿Es que pueden ayunar los amigos del novio mientras está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán".
Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado, porque la pieza tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos".
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Comentario:
El cristianismo es una forma de vida festiva. Estamos de fiesta con Jesús cuando lo hacemos efectivamente presente con nuestros comportamientos, actitudes y proyectos. Ciertas manifestaciones piadosas como los ayunos, la abstención de ciertos alimentos y las jornadas especiales de oración son auténticas en la medida en que conservan su referencia a la enseñanza de Jesús.
Los primeros cristianos enfrentaron el dilema de conservar la novedad de Jesús o de asimilarse a las costumbres religiosas del judaísmo y optaron por la fidelidad. El ayuno es bueno en una experiencia religiosa en la que se necesita recordarle al cuerpo que Dios es el dador de todo; pero mal harían los discípulos de Jesús si por el ayuno y las prácticas íntimas de piedad abandonaran la solidaridad con el más necesitado y la solicitud ante los excluidos sociales. Para los cristianos de aquel entonces, y para nosotros ahora, el reto no es la dieta alimenticia, sino la solidaridad con los necesitados y excluidos. Estamos de fiesta con Jesús y la alegría de esta fiesta la comunicamos a todas las personas que comparten nuestra fe y la compartimos con todos aquellos que experimentan el mundo presente como un “valle de lágrimas” ¡Vino nuevo en odres nuevos!
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