Ordinario de la Misa: Miércoles II Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 18 de Enero, 2012
El Señor es mi luz y mi salvación
Hoy 18 de enero inicia la semana de oración por la unidad de los cristianos
Bendito sea el Señor
Antífona de Entrada
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, de quien todo bien procede, inspíranos propósitos de justicia y santidad y concédenos tu ayuda para poder cumplirlos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del primer libro
de Samuel (17, 32-33. 37. 40-51)
En aquellos días, dijo David a Saúl:
“Señor, no se atemorice tu corazón por ese filisteo. Tu siervo irá y peleará con él”. Pero Saúl le replicó: “Tú no puedes ir a pelear contra Goliat, porque no eres más que un muchacho, y él, un hombre adiestrado para la guerra desde su juventud”.
David le contestó:
“El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, me librará también de las manos de ese filisteo”.
Saúl le dijo:
“Ve, y que el Señor te ayude”.
Tomó David el cayado que siempre llevaba consigo; escogió en el arroyo cinco piedras bien lisas, las puso en su morral, y con la honda en la mano, avanzó hacia el filisteo. Goliat, precedido por su escudero, se fue acercando a David. El filisteo se le quedó mirando, y cuando vio que era un joven, rubio y de buena presencia, lo despreció y le dijo: “¿Soy acaso un perro para que me salgas al encuentro con palos y con piedras?” David le contestó:
“No. Eres peor que un perro”. Entonces Goliat lo maldijo en nombre de sus dioses y añadió: “Acércate, que yo les echaré tu carne a las aves del
cielo y a las bestias del campo”.
David le replicó:
“Tú vienes hacia mí con espada, lanza y jabalina. Pero yo voy contra ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has insultado. Hoy mismo te va a entregar el Señor en mis manos; te voy a vencer y te voy a cortar la cabeza, y voy a echarles tu cadáver y los cadáveres de los filisteos a las aves del cielo y a las fieras del campo. Así sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel, y toda esa multitud sabrá que el Señor no necesita ni lanzas ni espadas para vencer, porque él es el Señor de la guerra y los entregará a ustedes
en nuestras manos”.
Cuando el filisteo comenzó a avanzar contra David, éste corrió a su encuentro, metió la mano en el morral, sacó una piedra, la tiró con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente y el filisteo cayó de boca por tierra.
Venció David al filisteo con una honda y una piedra; lo hirió y lo mató, sin tener espada en la mano. Corrió David a donde estaba caído el filisteo, tomó su espada, la sacó de la vaina,lo mató y le cortó la cabeza.
Los filisteos, viendo que había muerto su jefe, huyeron.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 143
Bendito sea el Señor.
Bendito sea el Señor, mi roca firme; él adiestró mis manos y mis dedos para luchar en lides.
Bendito sea el Señor.
El es mi amigo fiel, mi fortaleza, mi seguro escondite, escudo en que me amparo, el que los pueblos a mis plantas rinde.
Bendito sea el Señor.
Al compás de mi cítara, nuevos cantos, Señor, he de decirte, pues tú das a los reyes la victoria y salvas a David, tu siervo humilde.
Bendito sea el Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba el Evangelio del Reino y curaba las enfermedades y dolencias del pueblo.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (3, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús entró en la sinagoga, donde había un hombre que tenía tullida una mano. Los fariseos estaban espiando a Jesús para ver si curaba en sábado y poderlo acusar. Jesús le dijo al tullido:
“Levántate y ponte allí en medio”.
Después les preguntó:
“¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?” Ellos se quedaron callados. Entonces, mirándolos con ira y con tristeza, porque no querían entender, le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. La extendió, y su mano quedó sana.
Entonces se fueron los fariseos y comenzaron a hacer planes con los del partido de Herodes para matar a Jesús.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
No sólo la acción es origen del mal. La omisión y la permisión también lo son. Jesús reta a sus adversarios con un dilema ético: salvar o destruir. Sus adversarios callan y su silencio se convierte en cómplice de un sistema que, aunque en su origen fue ideado para liberar, se convierte en nueva causa de angustia y de dolor para los más débiles, por causa de unas interpretaciones restringidas y tendenciosas. El sábado, o día de reposo, es en su origen un rotundo gesto de libertad y de gracia. Una vez cada siete días todos tienen oportunidad de descansar de las arduas labores y pueden rendir culto al Dios que con su mano los ha liberado. Incluso el esclavo que vive sujeto de pies y manos puede verse libre de su carga. Pero, las interpretaciones erróneas lo convierten en una carga irresistible. ¿Cómo pudo ese día de gracia convertirse en un día de dolor y vergüenza?
También nosotros podemos convertir oportunidades de gracia y de encuentros familiares y eclesiales en cargas insufribles y molestas. Tenemos los medios para recibir la salvación, po nuestros hábitos de consumo y nuestro sedentarismo nos pueden volver esclavos del ocio o del lucro y la eficiencia.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad, estos dones que te presentamos humildemente, para que sean gratos a tus ojos y nos hagan crecer en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común V
Proclamación del misterio
de Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Señor, tú eres mi amor, mi fuerza y mi refugio, mi liberación y mi ayuda. Tú eres mi Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la fuerza redentora de esta Eucaristía nos proteja, Señor, de nuestras malas inclinaciones y nos guíe siempre por el camino de tus mandamientos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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