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miércoles, 18 de enero de 2012

Ordinario de la Misa: Jueves II Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19 de Enero, 2012

Ordinario de la Misa: Jueves II Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19 de Enero, 2012
Escucha, Señor, mi voz y mis clamores
Feria de la 2a. semana del Tiempo Ordinario
En el Señor confío y nada temo
Antífona de Entrada
Escucha, Señor, mi voz y mis clamores y ven en mi ayuda; no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura del primer libro
de Samuel (18, 6-9; 19, 1-7)
En aquellos días, cuando David regresaba de haber matado al filisteo, las mujeres de todos los poblados salieron a recibir al rey Saúl, danzando y cantando al son de tambores y panderos, y dando grandes gritos de alegría. Al danzar,
las mujeres cantaban a coro:
“Mató Saúl a mil, pero David a diez mil”.
A Saúl le cayeron muy mal esas palabras y se enojó muchísimo y comentó: “A David le atribuyen diez mil, y a mí tan sólo mil. Lo único que le falta es ser rey”. Desde entonces
Saúl, miraba a David con rencor.
Un día, Saúl comunicó a su hijo Jonatán y a sus servidores que había decidido matar a David. Pero Jonatán quería mucho a David y le dijo a éste:
“Mi padre Saúl, trata de matarte. Cuídate, pues, mucho, mañana por la mañana. Retírate a un lugar seguro y escóndete. Yo saldré con mi padre por el campo donde tú estés y le hablaré de ti; veré que piensa y te lo avisaré”.
Habló entonces Jonatán a su padre en favor de David y le dijo:
“No hagas daño, señor mío, a tu siervo David, pues él no te ha hecho ningún mal, sino grandes servicios. Arriesgó su vida para matar al filisteo, con lo cual el Señor dio una gran victoria a todo Israel. Tú mismo lo viste y te alegraste. ¿Por qué, pues, quieres hacerte reo de sangre inocente, matando a David sin motivo?” Al oír esto, se aplacó Saúl y dijo: “Juro por Dios que David no morirá”.
Entonces Jonatán llamó a David y le contó lo sucedido. Luego lo condujo ante Saúl, y David continuó a su servicio, como antes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 55
En el Señor confío
y nada temo.
Tenme piedad, Señor, porque me acosan, me persiguen y atacan todo el día; me pisan sin cesar mis enemigos; innumerables son los que me hostigan.
En el Señor confío
y nada temo.
Toma en cuenta, Señor, todos mis pasos y recoge mis lágrimas. Que cuando yo te invoque, el enemigo se bata en retirada.
En el Señor confío
y nada temo.
Yo sé bien que el Señor está conmigo; por eso en Dios, cuya promesa alabo, sin temor me confío. ¿Qué hombre ha de poder causarme daño?
En el Señor confío
y nada temo.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido a la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (3, 7-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.
Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto
de aplastarlo.
En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
Desde el comienzo de su actividad evangelizadora, Jesús enfrenta diversos adversarios que se oponen a su misión o que tratan de distorsionarla. Los llamados «espíritus inmundos» son algunos de los principales opositores. Aunque retroceden ante el avance de Jesús, tratan de entorpecer su acción haciendo aclamaciones acerca de su misión. Para la gente de hoy, resulta un poco desconcertante la presencia de estos “espíritus”. Los medios de información se han encargado de convertir el ámbito espiritual en un ámbito de suspense y de terror. En la época de Jesús el espíritu inmundo era aquella ideología que se apoderaba de la persona y la enajenaba hasta tal punto de hacerla una persona inmunda, que se caracterizaba por su vocabulario soez y por sus acciones contra la higiene y las costumbres sociales. En la actualidad muchas personas, particularmente jóvenes, buscan llamar la atención mediante el uso de vestimentas ofensivas o colocándose sobre el cuerpo piezas de metal, o tatuajes, que los hacen parecer inmundos a los ojos del sistema social. A estas personas Jesús también les hace un llamado para que se integren a la vida y rompan con esos hábitos, que lo único que hacen es incrementar el rechazo social.

Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, que en estos dones que te presentamos has otorgado al hombre el pan que lo alimenta y el sacramento que le da nueva vida, haz que nunca llegue a faltarnos este sustento del cuerpo y del espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VI
El misterio de nuestra salvación
en Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria,
diciendo:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Una sola cosa he pedido al Señor y es lo único que busco: habitar en su casa todos los días de mi vida.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que nuestra participación en este sacramento signo de la unión de los fieles en ti, contribuya, Señor, a la unidad de tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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