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lunes, 27 de febrero de 2012
Ordinario de la Misa: Lunes I Semana de Cuaresma. Ciclo B. 27 de Febrero, 2012
Ordinario de la Misa: Lunes I Semana de Cuaresma. Ciclo B. 27 de Febrero, 2012
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida
Feria de la 1a. semana de Cuaresma
Señor, eres mi refugio y mi salvación
Antífona de Entrada
Así como la esclava en su señora, tiene fijos los ojos, fijos en el Señor están los nuestros, hasta que Dios se apiade de nosotros. Ten piedad de nosotros,
ten piedad.
Oración Colecta
Oremos:
Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra para que esta Cuaresma nos sea provechosa.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del Levítico
(19, 1-2. 11-18)
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles:
‘Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo. No hurtarán. No mentirán ni engañarán a su prójimo. No jurarán en falso por mi nombre; eso sería profanar el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimas ni explotes a tu prójimo. No retengas hasta el día siguiente el salario del que trabaja para ti. No maldigas al sordo, ni pongas tropiezos ante el ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
No seas injusto en la sentencia, ni por favorecer al pobre ni por respeto al poderoso. Juzga con justicia a tu prójimo. No andes calumniando a los tuyos ni des testimonio contra la vida de tu prójimo.
Yo soy el Señor. No odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón. Trata de corregirlo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengues ni guardes rencor a los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 18
Tus palabras, Señor,
son espíritu y vida.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo.
Tus palabras, Señor,
son espíritu y vida.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino.
Tus palabras, Señor,
son espíritu y vida.
La voluntad del Señor es santa y para siempre estable; los mandatos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
Tus palabras, Señor,
son espíritu y vida.
Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación.
Tus palabras, Señor,
son espíritu y vida.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación.
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (25, 31-46)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’.
Los justos le contestarán entonces:
‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ Y el rey les dirá:
‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’.
Entonces dirá también a los de su izquierda:
‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’.
Entonces ellos le responderán:
‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o
encarcelado y no te asistimos?’
Y él les replicará: ‘
Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Frente a Jesús no valen las medias tintas. Es necesario tomar posición a favor o en contra. Los empobrecidos, excluidos, marginados, explotado, exiliados, desplazados, etc. Son “sacramento” de Jesús. Son el rostro auténtico de Dios. Aquí no se pregunta por credo, raza, posición social, grado de intelectualidad, sino por acción realizada a favor o en contra de estos “sujetos preferenciales”; “rostros sufrientes de Cristo” que posibilitan la cercanía con el Señor. Los hambrientos, los sedientos, los desnudos, los encarcelados, los enfermos, los extraños son la visibilización del mismo Jesús. Cada época, cada lugar y cada circunstancia tiene que discernir a la luz de este texto quienes son esos Cristos vivientes para no pasar de largo sino detenerse y abrir las manos y el corazón para solidarizarse y acoger. La tradición católica, a la luz de este pasaje, habla de obras de misericordia. Lamentablemente se queda sólo en el plano personal, asistencial. Habrá que trabajar mucho para que se entiendan las obras de misericordia como proyecto de “justicia y paz” para toda la humanidad. Hoy la misericordia también se traduce en justicia y solidaridad. Examinemos como estamos viviendo personal y comunitariamente la experiencia de la solidaridad en nuestras vidas.
Oración sobre las Ofrendas
Que estas ofrendas que te presentamos como signo de nuestra entrega a ti, santifiquen, Señor, con tu gracia, nuestra vida y nos obtengan el perdón de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Cuaresma IV
Los frutos del ayuno
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque con el ayuno corporal, refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos fortaleces y recompensas, por Cristo nuestro Señor.
Por él, los ángeles y arcángeles, y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
En verdad os digo que cuanto hicisteis con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo habéis hecho, dice el Señor. Venid, benditos de mi Padre, y tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Concédenos, Señor, encontrar en esta comunión fuerza para el cuerpo y para el alma a fin de que, renovados completamente, podamos gloriarnos de la plenitud de tu redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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