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jueves, 1 de marzo de 2012

Ordinario de la Misa: Viernes I Semana de Cuaresma. Ciclo B. 02 de Marzo, 2012

Ordinario de la Misa: Viernes I Semana de Cuaresma. Ciclo B. 02 de Marzo, 2012 Primer Viernes de Cuaresma Sálvame, Señor, de todas mis angustias Antífona de Entrada Sálvame, Señor, de todas mis angustias. Mira mis trabajos y mis penas, y perdona todos mis pecados. Oración Colecta Oremos: Concede, Señor, a tus hijos prepararse interiormente a la celebración de la Pascua, para que la mortificación corporal, propia de este tiempo, dé en cada uno de nosotros frutos espirituales. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén. Primera Lectura Lectura del libro del profeta Ezequiel (18, 21-28) Esto dice el Señor: “Si el pecador se arrepiente de los pecados cometidos, guarda mis preceptos y practica la rectitud y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá; no me acordaré de los delitos que cometió; vivirá a causa de la justicia que practicó. ¿Acaso quiero yo la muerte del pecador, dice el Señor, y no más bien que enmiende su conducta y viva? Si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, no se recordará la justicia que hizo. Por la iniquidad que perpetró, por el pecado que cometió, morirá. Y si dice: ‘No es justo el proceder del Señor’, escucha, casa de Israel: ¿Conque es injusto mi proceder? ¿No es más bien el proceder de ustedes el injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere; muere por la maldad que cometió. Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 129 Perdónanos, Señor, y viviremos. Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. Perdónanos, Señor, y viviremos. Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos. Perdónanos, Señor, y viviremos. Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el centinela. Perdónanos, Señor, y viviremos. Como aguarda a la aurora el centinela, aguarde Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención, y él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades. Perdónanos, Señor, y viviremos. Aclamación antes del Evangelio Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Purifíquense de todas sus iniquidades; renueven su corazón y su espíritu, dice el Señor. Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5, 20-26) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de ahí hasta que hayas pagado el último centavo”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: La propuesta de Jesús es muy simple, pero a la vez, demasiado exigente y radical. Los escribas y fariseos eran cumplidores estrictos de la ley, pero Jesús advierte a sus seguidores que no sean como ellos. Pero tampoco se puede decir que Jesús no cumple la ley. Como buen judío asume los preceptos legales de su tiempo. Pero Jesús supera la ley. A veces la ley es fuente de conflicto y generadora de un espiral de injusticias y violencias. Jesús rompe dicho espiral superando lo estrictamente estipulado por el complejo código legal judío. El perdón, la reconciliación, la interpelación silenciosa y contundente ante quien agrede y provoca, eran armas eficaces para romper los círculos viciosos de la violencia y generar un nuevo proceso de reconstrucción y reparación de los estragos causados por el abuso del poder. Nuestros pueblos viven acorralados por la violencia, la corrupción y la injusticia, la mayoría de las veces orquestada por los gobernantes de turno. Esta situación ha generado verdaderos espirales de violencia de todo género que va ascendiendo progresiva y peligrosamente. Nosotros, seguidores de Jesús, tenemos la misión de contribuir a romper ese círculo perverso que destruye y retrasa la paz. Oración sobre las Ofrendas Acepta, Señor, estas ofrendas por medio de las cuales has querido misericordiosamente devolvernos tu amistad y darnos la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio de Cuaresma III Los frutos de la penitencia El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque has querido que en nuestras privaciones voluntarias encontremos un motivo para bendecirte, ya que nos ayudan a refrenar nuestras pasiones desordenadas y, al darnos ocasión de compartir nuestros bienes con los necesitados, nos hacen imitadores de tu generosidad. Por eso, con todos los ángeles, te glorificamos y te aclamamos diciendo: Santo, Santo, Santo... Antífona de la Comunión Tan cierto como que vivo, dice el Señor, no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Oración después de la Comunión Oremos: Que la recepción de tu sacramento nos renueve, Señor, y, purificados de toda maldad, nos haga participar de los bienes de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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