Buscar este blog

miércoles, 9 de mayo de 2012

Ordinario de la Misa: Jueves V Semana de Pascua. Ciclo B. 10 de Mayo, 2012

Ordinario de la Misa: Jueves V Semana de Pascua. Ciclo B. 10 de Mayo, 2012
Cantemos al Señor, pues su victoria es grande
Feria de Pascua: jueves de la 5a. semana
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor
Antífona de Entrada
Cantemos al Señor, pues su victoria es grande. Alabemos al Señor, porque él es nuestra fortaleza y salvación. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Dios de poder y de misericordia, cuya gracia convierte al pecador en justo y da felicidad al afligido, conserva en nosotros el don de tu amor, para que podamos perseverar con fortaleza en la fe que nos ha justificado.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles (15, 7-21)
Por aquellos días, después de una larga discusión sobre el asunto de la circuncisión, Pedro se levantó y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
“Hermanos: Ustedes saben que, ya desde los primeros días, Dios me eligió entre ustedes para que los paganos oyeran, por mi medio, las palabras del Evangelio y creyeran. Dios, que conoce los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo, igual que a nosotros.No hizo distinción alguna, ya que purificó sus corazones con la fe.
¿Por qué quieren irritar a Dios imponiendo sobre los discípulos ese yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido soportar? Nosotros creemos que nos salvaremos por la gracia del Señor Jesús, del mismo modo que ellos”.
Toda la asamblea guardó silencio y se pusieron a oír a Pablo y a Bernabé, que contaban las grandes señales y prodigios que Dios había hecho entre los paganos por medio suyo. Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo:
“Hermanos, escúchenme. Pedro nos ha referido cómo, por primera vez, se dignó Dios escoger entre los paganos un pueblo que fuera suyo. Esto concuerda con las palabras de los profetas, porque está escrito: Después de estos sucesos volveré y reconstruiré de nuevo la casa de David, que se había derrumbado; repararé sus ruinas y la reedificaré, para que el resto de los hombres busque al Señor, lo mismo que todas las naciones que han sido consagradas a mi nombre.
El Señor que hace estas cosas es quien lo dice. El las conoce desde la eternidad. Por lo cual, yo juzgo que no se debe molestar a los paganos que se convierten a Dios; basta prescribirles que se abstengan de la fornicación, de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados.
Si alguien se extraña, Moisés tiene, desde antiguo, quienes lo predican en las ciudades, puesto que cada sábado se lee en las sinagogas”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 95
Cantemos la grandeza
del Señor. Aleluya.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
Cantemos la grandeza
del Señor. Aleluya.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
Cantemos la grandeza
del Señor. Aleluya.
Caigamos en su templo de rodillas. “Reina el Señor”, digamos a los pueblos, gobierna a las naciones con justicia.
Cantemos la grandeza
del Señor. Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (15, 9-11)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
El relato que la liturgia nos ofrece en este día exhorta a toda la comunidad creyente en Jesús de Nazaret a asumir como criterio de vida la práctica del amor, fruto de la relación profunda que tiene el discípulo con Jesús y su proyecto. El texto que leíamos ayer nos señalaba, a través de la figura de la vid y los sarmientos, la necesidad de permanecer unidos a Jesús para dar fruto en abundancia; en el relato de hoy, Juan nos señala que esa unión debe fructificar en la experiencia del amor, tal como la vivió Jesús con el Padre y que fue prolongada en la convivencia fraterna con sus discípulos. Por lo tanto, la experiencia del amor se convierte en criterio o mandato fundamental para poder participar en el misterio de la salvación, en la dinámica del amor fraterno y liberador del Padre con el Hijo y del Hijo con la humanidad (cfr. v. 10). La participación en tal dinámica es esencial para que nuestra fe sea realmente una manera concreta de transformar la realidad de dolor y muerte que se presenta a diario en el mundo, pues el amor que ofrece Jesús es un amor práctico, un amor que libera y salva, que guarda la vida de toda la Creación.

Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, que por medio de estos dones que vas a convertir en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos haces participar de tu misma vida divina, concédenos que nuestra conducta ponga de manifiesto las verdades que nos has revelado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Pascua II
La nueva vida en Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado.
Por él, los hijos de la luz nacen a la vida eterna, y las puertas de los cielos han vuelto a abrirse para los que creen en él, ya que en su muerte murió nuestra muerte y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Cristo murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí mismos, sino para él, que murió y resucitó por ellos.
Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, míranos con bondad y ayúdanos a vencer nuestra fragilidad humana, para poder vivir como hijos tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.com

No hay comentarios: