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lunes, 7 de mayo de 2012

Ordinario de la Misa: Martes V Semana de Pascua. Ciclo B. 08 de Mayo, 2012

Ordinario de la Misa: Martes V Semana de Pascua. Ciclo B. 08 de Mayo, 2012
Tu reino, Señor, es para siempre
Feria de Pascua: martes de la 5a. semana
Que mis labios alaben al Señor

Antífona de Entrada
Alabemos a nuestro Dios todos cuantos lo tememos, pequeños y grandes, porque ha llegado ya la salvación, el poder y el reinado de su Cristo. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que por medio de la resurrección de tu Hijo nos has abierto las puertas de la vida eterna, concédenos creer fielmente en ti y esperar confiadamente el cumplimiento de tus promesas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles (14, 19-28)
En aquellos días, llegaron a Listra, procedentes de Antioquía y de Iconio, unos judíos, que se ganaron a la multitud y apedrearon a Pablo; lo dieron por muerto y lo arrastraron fuera de la ciudad.Cuando lo rodearon los discípulos, Pablo se levantó y regresó a la ciudad. Pero al día siguiente, salió con Bernabé hacia Derbe.
Después de predicar el Evangelio y de hacer muchos discípulos en aquella ciudad, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, y ahí animaban a los discípulos y los exhortaban a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad designaban presbíteros, y con oraciones y ayunos los encomendaban al
Señor, en quien habían creído.
Atravesaron luego Pisidia y llegaron a Panfilia; predicaron en Perge y llegaron a Atalía. De allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían salido, con la gracia de Dios, para la misión que acababan de cumplir.
Al llegar, reunieron a la comunidad y les contaron lo que había hecho Dios por medio de ellos y cómo les había abierto a los paganos las puertas de la fe. Ahí se quedaron bastante tiempo con los discípulos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 144
Bendigamos al Señor
eternamente. Aleluya.
Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.
Bendigamos al Señor
eternamente. Aleluya.
Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre y tu imperio, para todas las generaciones.
Bendigamos al Señor
eternamente. Aleluya.
Que mis labios alaben al Señor, que todos los seres lo bendigan ahora y para siempre.
Bendigamos al Señor
eternamente. Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Cristo tenía que morir y resucitar de entre los muertos, para entrar así en su gloria.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (14, 27-31)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden.
Me han oído decir:
‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se los he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean.
Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
La paz que Jesús ofrece a sus discípulos es la paz que surge del amor fraterno que los creyentes vivencian en medio de la comunidad. Es una paz distinta a la del “mundo”; no es el resultado de la violencia y el poder, sino que es el reflejo más bello de la sobreabundancia de Dios en el corazón del ser humano. Esta paz, dada por Jesús al mundo, es fruto de una armónica relación entre Dios y el hombre; es el resultado de un conocimiento profundo de Dios, gracias a la acción del Espíritu Santo. La partida de Jesús hacia el Padre representa el culmen de su misión profética y liberadora en la humanidad, lo cual debe alegrar a creyentes, ya que la obra de Dios se ve realizada en la entrega amorosa de Jesús en la Cruz y también en el envío misionero de los discípulos, quienes seguirán animados y orientados por la presencia vivificadora del Espíritu de Dios. Quien cree en Jesús no debe temer a la hostilidad y a la incredulidad del “mundo”, pues tiene la paz de Dios, tiene el conocimiento anticipado de las cosas venideras y sabe cuál es el camino que debe seguir para llegar a Dios.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos, llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con él, un día, de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Pascua V
Cristo, sacerdote y víctima
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua,fue inmolado.
Porque Él, con la oblación de su cuerpo en la cruz, llevó a plenitud los sacrificios de la antigua ley, y al ofrecerse a ti por nuestra salvación quiso ser a un tiempo, víctima, sacerdote y altar.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Si hemos muerto con Cristo, también viviremos con él; ésta es nuestra fe. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Mira, Señor, con bondad, a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

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