Buscar este blog

martes, 6 de noviembre de 2012

Evangelio XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Miércoles 6 de noviembre, 2012.

Evangelio XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Miércoles 6 de noviembre, 2012. Santoral: San Villibrordo † Lectura del santo Evangelio según san Lucas (14, 25-33) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar’. ¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: Jesús propone entender la renuncia a los bienes no sólo como autodespojo, sino como donación solidaria. Algunas comunidades religiosas, como el grupo de los ‘esenios’ tenían la costumbre de exigir a sus miembros que entregaran sus bienes a la comunidad. Por el contrario, Jesús no pide esto, sino que advierte que lo primero es amarle a él sin apegos enfermizos hacia la familia o hacia el propio estilo de vida. Ese amor por Jesús pasa por abrazar su causa, aunque esto implique literalmente cargar con una cruz. Estas exigencias hacen evidente que el seguimiento de Jesús comienza con una profunda evaluación de las propias convicciones, pero al mismo tiempo nos hacen caer en la cuenta que él exige una disponibilidad más allá de todo raciocinio conforme a los valores del mundo presente. El hacendado se sienta a hacer cuentas para determinar el alcance de los recursos; el rey que se dispone a defender unas pretensiones delibera con sus consejeros, pero la persona que sigue a Jesús ora al Padre porque sabe que su opción escapa al cálculo racional y a la deliberación estratégica. Los bienes por los que opta quien ama a Jesús son inconmensurables respecto a los que proporciona el poder o la riqueza. Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

No hay comentarios: