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martes, 6 de noviembre de 2012

Ordinario de la Misa: XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 6 de noviembre, 2012

Ordinario de la Misa: XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 6 de noviembre, 2012 El Señor es mi luz y mi salvación Feria de la 31a. semana del Tiempo Ordinario Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho Antífona de Entrada El Señor es mi protector; él me libró de las manos de mis enemigos y me salvó, porque me ama. Oración Colecta Oremos: Concédenos, Señor, que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia y en la paz, y que tu Iglesia pueda servirte con tranquilidad y alegría. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén. Primera Lectura Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses (2, 12-18) Queridos hermanos míos: Así como siempre me han obedecido cuando he estado presente entre ustedes, con mayor razón obedézcanme ahora que estoy ausente. Sigan trabajando por su salvación con humildad y temor de Dios, pues él es quien les da energía interior para que puedan querer y actuar conforme a su voluntad. Háganlo todo sin quejas ni discusiones, para que sean ustedes hijos de Dios, irreprochables, sencillos y sin mancha, en medio de los hombres malos y perversos de este tiempo. Entre ellos brillarán como antorchas en el mundo, al presentarles las palabras de la vida. Así, el día de la venida de Cristo, yo me sentiré orgulloso al comprobar que mis esfuerzos y trabajos no han sido inútiles. Y aunque yo tuviera que derramar mi sangre para que ustedes siguieran ofreciendo a Dios la ofrenda sagrada de su vida de fe, me sentiría feliz y me regocijaría con todos ustedes. Y ustedes, por su parte, alégrense y regocíjense conmigo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 26 El Señor es mi luz y mi salvación. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? El Señor es mi luz y mi salvación. Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia. El Señor es mi luz y mi salvación. La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Armate de valor y fortaleza y en el Señor confía. El Señor es mi luz y mi salvación. Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. Dichosos ustedes, si los injurian por ser cristianos, porque el Espíritu de Dios descansa en ustedes. Aleluya. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Lucas (14, 25-33) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar’. ¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: Jesús propone entender la renuncia a los bienes no sólo como autodespojo, sino como donación solidaria. Algunas comunidades religiosas, como el grupo de los ‘esenios’ tenían la costumbre de exigir a sus miembros que entregaran sus bienes a la comunidad. Por el contrario, Jesús no pide esto, sino que advierte que lo primero es amarle a él sin apegos enfermizos hacia la familia o hacia el propio estilo de vida. Ese amor por Jesús pasa por abrazar su causa, aunque esto implique literalmente cargar con una cruz. Estas exigencias hacen evidente que el seguimiento de Jesús comienza con una profunda evaluación de las propias convicciones, pero al mismo tiempo nos hacen caer en la cuenta que él exige una disponibilidad más allá de todo raciocinio conforme a los valores del mundo presente. El hacendado se sienta a hacer cuentas para determinar el alcance de los recursos; el rey que se dispone a defender unas pretensiones delibera con sus consejeros, pero la persona que sigue a Jesús ora al Padre porque sabe que su opción escapa al cálculo racional y a la deliberación estratégica. Los bienes por los que opta quien ama a Jesús son inconmensurables respecto a los que proporciona el poder o la riqueza. Oración sobre las Ofrendas Que este pan y este vino que tú mismo nos das para ofrecértelos nos ayuden, Señor, convertidos en el Cuerpo y Sangre de tu Hijo, a conseguir el premio de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio Común V Proclamación del misterio de Cristo El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza. Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo… Antífona de la Comunión Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho; y entonaré un himno de alabanza al Dios Altísimo. Oración después de la Comunión Oremos: Te pedimos, Padre misericordioso, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces, nos hagas algún día, participar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

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