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domingo, 4 de noviembre de 2012

Ordinario de la Misa: XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Lunes 5 de noviembre, 2012

Ordinario de la Misa: XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Lunes 5 de noviembre, 2012 UN AMOR RECÍPROCO ANTÍFONA DE ENTRADA (Lc 4,18) El Espíritu del Señor está sobre mí; Él me ha enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, dice el Señor. ORACIÓN COLECTA Dios nuestro, cuyo Espíritu nos guía y nos protege, escucha misericordioso nuestras súplicas para que la fe de los que creemos en ti, se acreciente con tus constantes beneficios. Por nuestro Señor Jesucristo... LITURGIA DE LA PALABRA Tengan un mismo amor, unas mismas aspiraciones y una sola alma. De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 2, 1-4 Hermanos: Si alguna fuerza tiene una advertencia en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu y si ustedes me profesan afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo todos una misma manera de pensar, un mismo amor, unas mismas aspiraciones y una sola alma. Nada hagan por espíritu de rivalidad ni presunción; antes bien, por humildad, cada uno considere a los demás como superiores a sí mismo y no busque su propio interés, sino el del prójimo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Del salmo 130 R/. Dame, Señor, la paz junto a ti. Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos soberbios; grandezas que superen mis alcances no pretendo. R/. Estoy, Señor, por lo contrario, tranquilo y en silencio, como niño recién amamantado en los brazos matemos. R/. Que igual en el Señor esperen los hijos de Israel, ahora y siempre. R/. ACLAMACIÓN (Jn 8, 31. 32) R/. Aleluya, aleluya. Si se mantienen fieles a mi palabra, dice el Señor, serán verdaderamente discípulos míos y conocerán la verdad. R/. No invites a tus amigos, sino a los pobres. Del santo Evangelio según san Lucas: 14, 12-14 En aquel tiempo, Jesús dijo al jefe de los fariseos que lo había invitado a comer: "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: Hoy, el Señor nos enseña el verdadero sentido de la generosidad cristiana: el darse a los demás. «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa» (Lc 14,12). El cristiano se mueve en el mundo como una persona corriente; pero el fundamento del trato con sus semejantes no puede ser ni la recompensa humana ni la vanagloria; debe buscar ante todo la gloria de Dios, sin pretender otra recompensa que la del Cielo. «Al contrario, cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos» (Lc 14,13-14). El Señor nos invita a darnos incondicionalmente a todos los hombres, movidos solamente por amor a Dios y al prójimo por el Señor. «Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente» (Lc 6,34). Esto es así porque el Señor nos ayuda a entender que si nos damos generosamente, sin esperar nada a cambio, Dios nos pagará con una gran recompensa y nos hará sus hijos predilectos. Por esto, Jesús nos dice: «Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo» (Lc 6,35). Pidamos a la Virgen la generosidad de saber huir de cualquier tendencia al egoísmo, como su Hijo. «Egoísta. —Tú, siempre a “lo tuyo”. —Pareces incapaz de sentir la fraternidad de Cristo: en los demás, no ves hermanos; ves peldaños (...)» (San Josemaría). ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Señor, que el fuego del Espíritu que encendió los corazones de los discípulos de tu Hijo Jesucristo, santifique este sacrificio que vamos a ofrecerte. Por Jesucristo, nuestro Señor. PLEGARIA EUCARÍSTICA II El Señor esté con vosotros. R:/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. R:/ Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R:/ Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: Santo, Santo, Santo... ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 103, 30) Señor, envías tu Espíritu y creas la vida, y así renuevas la faz de la tierra. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Señor, que los dones que hemos recibido enciendan en nosotros el fuego del Espíritu Santo, que de manera tan inefable infundiste en tus apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor Fuentes: www.laverdadcatolica.org; www.evamgeli.net/evangelio (Comentario); www.marianistas.org (Plegaria Eucarística)

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