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lunes, 21 de febrero de 2011

Evangelio del Martes VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 22 de febrero 2011

Evangelio del Martes VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 22 de febrero 2011

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (16, 13-19)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos:
“¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.
Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:

El centro del relato que leemos hoy es la confesión de Pedro, afirmación y a la vez experiencia personal. Jesús dirige a sus discípulos una doble pregunta que tiene como objetivo hacerles tomar posición con respecto a su persona. La primera pregunta está referida a lo que la gente piensa del Maestro; a esto los discípulos responden sin dificultad, basándose en las consideraciones de la gente que le sigue. Sin embargo, a la segunda pregunta los discípulos no pueden responder a partir de los mismos criterios; tienen que responder según su propia experiencia, según su convicción personal; no es ya una simple opinión poco comprometida, sino una verdadera respuesta que exprese su opción de vida. Por ello la confesión de Pedro es importante, pues es una confesión fruto de una revelación divina, es decir, de un proceso de fe, de una apertura a la acción de Dios a través de la Palabra anunciada por el Maestro. Esta apertura a la acción divina de Dios (fe absoluta), representada en la figura de Pedro, es la base fundamental, es la piedra angular, el punto de apoyo de la comunidad de creyentes.

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