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viernes, 25 de febrero de 2011

Moniciones y Oración de los Fieles. Domingo VIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 27 de febrero 2011

VIII Domingo del Tiempo Ordinario
27 de febrero de 2011
MONICIÓN DE ENTRADA
Les deseamos nuestra más cordial bienvenida en este inicio de nuestra Eucaristía dedicada al Octavo Domingo del Tiempo Ordinario. Y si siempre les pedimos especial atención para las enseñanzas de Jesús de Nazaret, hoy quisiéramos que aumentaran su disponibilidad para asumir la Palabra. El consejo que nos ofrecerá, dentro de unos momentos, Jesús de Nazaret, nos sirve para romper nuestra angustia, para no sufrir con lo que, realmente, no existe, como son el pasado y el futuro. El pasado ya no está, el futuro no ha llegado. El Maestro nos pide que estemos atentos al día de hoy porque cada jornada tiene su afán, sus problemas o sus gozos. Y eso es lo que debemos de tener en cuenta. Jesús nos pide que confiemos en el amor del Padre que nos dará, día a día, el pan y el gozo que necesitamos. Lo de ayer o lo de mañana importa menos. Abramos, pues, nuestro corazón a la confianza en Dios y seremos más felices. Y tengamos especialmente en cuenta todo esto, cuando nos vamos acercando al tiempo de Cuaresma, con su contenido purificador y de conversión. De pie, para recibir al Celebrante con la alegría de un canto.

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Es brevísimo el texto del Profeta Isaías que vamos a escuchar a continuación. Contiene poco más de un par de líneas del capítulo 49 de su libro. Pero son más que suficientes. Nos dice que Dios no nos olvidará nunca y concuerdan, dentro del lenguaje del amor, con el Evangelio de hoy. Escuchemos
2.- Terminamos hoy los domingos en que hemos leído fragmentos de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios. El Apóstol nos dice algo fundamental: que nosotros, como él, hemos conocido la salvación única y total que nos ofrece el Señor Jesús. Y que hemos de transmitir ese conocimiento a los demás para entregarles una sabiduría salvadora que sólo pertenece a Nuestro Señor Jesucristo. Escuchemos
3.- El fragmento del capítulo sexto del evangelista Mateo, que vamos a escuchar, es uno de los más bellos de toda la Escritura. Jesús de Nazaret nos enseña a poner toda nuestra confianza en Dios como hacen los lirios salvajes, o los pájaros del campo. Dios les da vestido y comida para subsistir. Nos da, pues, una receta infalible para destruir la angustia: solo pensar en el día de hoy porque, evidentemente, “cada día tiene su afán”. De pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio.
VIII Domingo del Tiempo Ordinario
27 de febrero de 2011
La oración de los fieles
CELEBRANTE
Perseverancia. Tras la llamada a la santidad, se nos pide perseverancia, y cada paso que damos somos más conscientes de que necesitamos la ayuda del Padre. Así hoy le pedimos:
HAZNOS PERSEVERAR EN TU REINO, SEÑOR.
1.- Por el Papa, los obispos, sacerdotes y laicos, para que ante los contratiempos, los problemas y las desilusiones experimentemos el gozo de saber que Dios nunca nos abandona.
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2.- Por los pueblos de la tierra para que busquen con intensidad el Reino de Dios y su justicia y así tendrán el resto por añadidura.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Por todos los que trabajan en el Reino de Dios para que busquen siempre la Gloria de Dios y nunca la satisfacción personal.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por los que sufren el hambre, el dolor, la enfermedad, la falta de trabajo para que el Padre providente les haga llegar el alivio a sus males por medio de sus hermanos.
OREMOS AL SEÑOR
5.- Por las familias para que crezca en el interior del hogar la fidelidad a Dios y la fidelidad y el amor entre ellos.
OREMOS AL SEÑOR
6.- Por la Obra Por Cristo…Mas, Mas, Mas, para que esta sea perseverante en la misión que el Señor le ha encomendado
OREMOS AL SEÑOR
7.- Por todos los que celebramos esta Eucaristía, para que nuestra alma y nuestra vida descanse sólo en Dios, que es nuestra Roca y Salvación.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Padre providente atiende las súplicas y necesidades de tus hijos que confían siempre en tu protección y tu auxilio. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor.
Amen

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