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martes, 22 de febrero de 2011

Lectio Divina. Miércoles VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23 de febrero 2011

Lectio: Marcos 9,38-40
Lectio:
Miércoles, 23 Febrero, 2011
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Marcos 9,38-40
Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros.» Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.
3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos presenta un ejemplo bonito y actual de la pedagogía de Jesús. Nos muestra que él ayudaba a sus discípulos a percibir y a superar la “levadura de los fariseos y de Herodes”.
• Marcos 9,38-40: La mentalidad de cerrazón: “no viene con nosotros”. Alguien que no era de la comunidad usaba el nombre de Jesús para expulsar los demonios. Juan, el discípulo, ve y prohíbe: Tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros. ¡En nombre de la comunidad impide que el otro pueda hacer una buena acción! Por ser discípulo, él piensa tener el monopolio sobre Jesús y, por esto, quiere prohibir que otros usen el nombre de Jesús para realizar el bien. Era la mentalidad cerrada y antigua del “¡Pueblo elegido, Pueblo separado!”. Jesús responde: "No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.” (Mc 9,40). Difícilmente es posible encontrar una afirmación más ecuménica que esta afirmación de Jesús. Para Jesús, lo que importa no es si la persona forma o no forma parte de la comunidad, pero si hace o no el bien que la comunidad debe realizar.
• Un retrato de Jesús como formador de sus discípulos. Jesús, el Maestro, es el eje, el centro y el modelo de formación dada a los discípulos. Por sus actitudes, es una muestra del Reino, encarna el amor de Dios y lo revela (Mc 6,31; Mt 10,30; Lc 15,11-32). Muchos pequeños gestos reflejan este testimonio de vida con que Jesús marcaba su presencia en la vida de los discípulos y de las discípulas, preparándolos para la vida y la misión. Era su manera de dar forma humana a la experiencia que él mismo tenía de Dios como Padre. He aquí un retrato de Jesús como formador de sus discípulos:
- los involucra en la misión (Mc 6,7; Lc 9,1-2;10,1),
- al volver, hace revisión con ellos (Lc 10,17-20),
- los corrige cuando se equivocan y quieren ser los primeros (Mc 9,33-35;10,14-15)
- espera el momento oportuno para corregir (Lc 9,46-48; Mc 10,14-15).
- los ayuda a discernir (Mc 9,28-29),
- los interpela cuando son lentos (Mc 4,13;8,14-21),
- los prepara para el conflicto (Jn 16,33; Mt 10,17-25),
- los manda observar la realidad (Mc 8,27-29; Jn 4,35;Mt 16,1-3),
- reflexiona con ellos sobre las cuestiones del momento (Lc 13,1-5),
- los confronta con las necesidades de la gente (Jn 6,5),
- les enseña que las necesidades de la gente están por encima de las prescripciones rituales (Mt 12,7.12),
- tiene momentos sólo con ellos para poderlos instruir (Mc 4,34;7,17;9,30-31;10,10;13,3),
- sabe escuchar, aún cuando el diálogo es difícil (Jn 4,7-42).
- los ayuda a aceptarse a sí mismos (Lc 22,32).
- es exigente y pide que lo dejen todo por amor a él (Mc 10,17-31).
- es severo con la hipocresía (Lc 11,37-53).
- hace más preguntas que dar respuestas (Mc 8,17-21).
- es firme y no se deja desviar por el camino (Mc 8,33; Lc 9,54).
- los prepara para el conflicto y la persecución (Mt 10,16-25).
• La formación no era, en primer lugar, la transmisión de verdades que había que aprender de memoria, sino una comunicación de la nueva experiencia de Dios y de la vida que irradiaba de Jesús para sus discípulos y discípulas. La comunidad que se formaba alrededor de Jesús era la expresión de esta nueva experiencia. La formación llevaba a las personas a tener otros ojos, otras actitudes. Hacía nacer en ellas una nueva conciencia respecto de la misión y respecto de sí mismas. Hacía que fueran poniendo los pies del lado de los excluidos. Producía, después de poco tiempo, una “conversión” como consecuencia de la aceptación de la Buena Nueva (Mc 1,15).
4) Para la reflexión personal
• ¿Qué significa hoy, en el siglo XXI, para mí, para nosotros, la afirmación de Jesús que dice: Quién no está contra nosotros, está por nosotros?”
• ¿Cómo acontece la formación de Jesús en mi vida?
5) Oración final
Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)
www.ocarm.org

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