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miércoles, 22 de junio de 2011

Evangelio del Jueves XII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23 de junio 2011

Evangelio del Jueves XII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23 de junio 2011

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (7, 21-29)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día muchos me dirán: ‘¡Señor, Señor!, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en
tu nombre, muchos milagros?’
Entonces yo les diré en su cara: ‘Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho el mal’.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque
estaba construida sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.
Cuando Jesús terminó de hablar, la gente quedó asombrada de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
La vida trae consigo muchas dificultades, y más, la vida cristiana las traerá por añadidura. Por eso, debemos construir nuestra casa sobre la roca que es Jesús mismo, para soportar todas las adversidades que se nos vengan. Quien no vaya cimentando su opción de vida cristiana en Cristo, fácilmente sucumbirá ante la calamidad. Por eso, no todo el que diga ¡Señor! de pura boca puede decir que anda en la luz. Jesús es bien claro: “Quien escucha estas palabras mías y no las pone en práctica.”, quien sabiendo lo que tiene que hacer no lo hace, ése no es digno de llamarse discípulo de Cristo. ¡Ha sido una ruina terrible! Es un hombre necio. En cambio, “quien escucha la palabra y la pone en práctica”, ése sí es digno de llamarse discípulo de Cristo, hombre prudente, que sabe lo que quiere y a dónde va. El que confía plenamente en el Señor, no le teme a ninguna tempestad; ni esa tempestad derrumbará lo que ha construido con esfuerzo y dedicación, con escucha atenta y disponibilidad.

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