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martes, 21 de junio de 2011

Ordinario de la Misa: Miércoles XII Semana T. O. 22 de junio 2011

Ordinario de la Misa: Miércoles XII Semana T. O. 22 de junio 2011

Dios mío, ven en mi ayuda
Feria de la 12a. S.T.O. o memoria libre de santos Juan Fisher, Obispo y Tomás Moro, Mártires; san Paulino de Nola, Obispo
El Señor nunca olvida sus promesas
Antífona de Entrada
Vi al Señor sentado en un trono excelso; lo adoraban una multitud de ángeles que cantaban a una sola voz: “Este es aquél cuyo poder permanece eternamente”.
Oración Colecta
Oremos:
Escucha, Señor, con bondad, las súplicas de tu pueblo, y concédenos luz para conocer tu voluntad y fortaleza para cumplirla.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis
(15, 1-12. 17-18)
En aquel tiempo, el Señor se le apareció a Abram y le dijo:
“No temas, Abram. Yo soy tu protector, y tu recompensa será muy grande”. Abram le respondió: “Señor, Señor mío, ¿qué me vas a poder dar, puesto que voy a morir sin hijos? Ya que no me has dado descendientes, un criado de mi casa será mi heredero”.
Pero el Señor le dijo: “Ese no será tu heredero, sino uno que saldrá de tus entrañas”. Y haciéndolo salir de la casa, le dijo: “Mira el cielo y cuenta las estrellas, si uedes”. Luego añadió: “Así será tu descendencia”.
Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo. Entonces le dijo:
“Yo soy el Señor, el que te sacó de Ur, ciudad de los caldeos, para entregarte en posesión esta tierra”. Abram replicó: “Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla?” Dios le dijo: “Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos de tres años; una tórtola y un pichón”.
Tomó Abram aquellos animales, los partió por la mitad y puso las mitades una enfrente de la otra, pero no partió las aves. Pronto comenzaron los buitres a descender sobre los cadáveres y Abram los ahuyentaba.
Estando ya para ponerse el sol, Abram cayó en un profundo letargo, y un terror intenso y misterioso se apoderó de él. Cuando se puso el sol, hubo densa oscuridad y sucedió que un brasero humeante y una antorcha encendida, pasaron por entre aquellos animales partidos.
De esta manera hizo el Señor, aquel día, una alianza con Abram, diciendo:
“A tus descendientes doy esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río Eufrates”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 104
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Aclamen al Señor y denle gracias, canten sus maravillas a los pueblos. Entonen en su honor himnos y cantos y celebren sus portentos.
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca. Recurran al Señor y a su poder, y a su presencia acudan.
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Descendientes de Abraham, su servidor; estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos.
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera.
El Señor nunca olvida
sus promesas.

Aclamación antes del evangelio
Aleluya, aleluya,
Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante,
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (7, 15-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. Todo árbol que no produce frutos buenos es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los conocerán”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
En la comunidad todo árbol (persona) que no dé buenos frutos será cortado. En nuestro mundo estamos llenos de espinos y lobos rapaces, y nuestras comunidades cristianas no son excepción. Pero, ¿cómo identificar a esas personas? Por sus frutos los conocerán. Quien hace las cosas sólo por ser reconocido, quien muestra intereses egoístas frente al hermano, quien quiere ser siempre el primero, el mandamás, y no se pone a servir desinteresadamente a los demás, ése no es de Cristo, porque él nos enseñó que la vida de un verdadero hijo de Dios es estar siempre dispuesto a servir sin ningún interés, haciendo presente el Reino en medio de todos. Dar frutos buenos no es más que amar y servir a la comunidad, a la humanidad. Al que ama no le cuesta dar esos frutos; es más, los expresa espontáneamente con su testimonio de vida, con el cariño desinteresado. Son valores que tenemos que ir rescatando en nuestro ser como cristianos, y seguir trabajando para que en el mundo sean erradicados el odio y la violencia. Esos son frutos imprescindibles para hacer presente el Reino en medio de todos.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte y, por sus méritos, escucha nuestras filiales oraciones y santifica toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VIII
Jesús, buen samaritano
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Señor, en ti está la fuente de la vida, y tu luz nos hace ver la luz.
Oración después de la Comunión
Oremos:
A quienes has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios todopoderoso, servirte con una vida que te sea agradable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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