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jueves, 28 de julio de 2011

Evangelio del Viernes XVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 29 de julio 2011

Evangelio del Viernes XVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 29 de julio 2011
Lectura del Evangelio según San Juan 11,19-27
Gloria a ti, Señor
Creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
El encuentro de Jesús con Marta tiene como sentido profundo el reconocimiento de Aquél como resurrección y dador de vida. Para acceder a este reconocimiento se hace necesario creer en Jesús y en la promesa de la resurrección. El contenido de la confesión de fe de Marta consiste en la declaración de Jesús como Mesías y que su poder procede de Dios. Aunque Marta expresa la expectativa de la multitud de manera muy personal, si hubieras estado aquí (v. 21), ella se distingue del falso mesianismo de la multitud que queda maravillada sólo por las obras “extraordinarias de Jesús”. Ante la afirmación de Jesús de que Lázaro resucitará (v. 23), la respuesta de ella es una afirmación de fe en la resurrección escatológica de los muertos. Al final, la declaración de Jesús como resurrección y vida termina con una pregunta vigente para los seguidores de Jesús hoy: ¿Creen esto? (v. 26b) La respuesta de Marta es una profesión de fe: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo” (v. 27). Esta confesión es el mensaje fundamental de todo el encuentro.

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