Buscar este blog

lunes, 25 de julio de 2011

Ordinario de la Misa: Martes XVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 26 de Julio, 2011

Ordinario de la Misa: Martes XVII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 26 de Julio, 2011
Memoria de san Joaquín y santa Ana
Padres de la Virgen María
Dichosos los que reciben la bendición del Señor
Antífona de Entrada
Benditos sean san Joaquín y santa Ana, porque fueron los padres de la Virgen María; por ella nos ha venido la salvación prometida a todas las naciones.
Oración Colecta
Oremos:
Dios de nuestros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el privilegio de ser los padres de María, la madre del Salvador, ayúdanos, por su intercesión, a alcanzar la salvación eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del
Exodo 33, 7-11; 34, 5b-9.28
"El Señor hablaba con Moisés cara a cara"
En aquellos días, Moisés tomó la tienda de la reunión y la colocó a cierta distancia, fuera del campamento, de modo que todo el que deseaba consultar al Señor, tenía que salir fuera del campamento.
Cuando Moisés iba hacia la tienda, todo el pueblo se levantaba, se quedaba de pie a la entrada de sus tiendas, y seguía con la vista a Moisés hasta que entraba en la tienda de la reunión. Una vez que Moisés entraba en ella, la columna de nube bajaba y se detenía a la puerta, mientras el Señor hablaba con Moisés. El pueblo, al ver la columna de nube detenida en la puerta de la tienda de la reunión, se levantaba y cada uno se postraba a la entrada de su tienda.
El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Luego volvía Moisés al campamento, pero Josué, su ayudante, hijo de Nun, no se apartaba de la tienda de la reunión.
Moisés invocó el nombre del Señor, y entonces el Señor pasó delante de él y exclamó:
«El Señor todopoderoso es un Dios misericordioso y clemente, lento para enojarse y rico en amor y fidelidad; él mantiene su amor por mil generaciones y perdona la maldad, la rebeldía y el pecado, pero no los deja impunes, pues castiga la maldad de los padres en los hijos, nietos y bisnietos».
Al instante Moisés cayó de rodillas y se postró ante el Señor, diciendo:
«Si de veras gozo de tu favor, te suplico, Señor, que vengas con nosotros, aunque seamos un pueblo de cabeza dura. Perdona nuestras maldades y pecados, y recíbenos como herencia tuya».
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, los diez mandamientos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 102

"El Señor es compasivo y misericordioso."
El Señor hace justicia y le da la razón al oprimido. A Moisés le mostró su bondad y sus prodigios al pueblo de Israel.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. El Señor no estará siempre enojado, ni durará para siempre su rencor.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.

No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. Como un padre es compasivo con sus hijos, así es de grande su misericordia.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.

Así como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama, pues bien sabe él de lo que estamos hechos y de que somos barro, no se olvida.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Aguardaban el consuelo de Israel y el Espíritu Santo moraba en ellos.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (13, 36-43)
Gloria a ti, Señor.

"Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo"
En aquel tiempo, Jesús despidió a la gente y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron:
«Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo».
Jesús les contestó:
«El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así será al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
La interpretación de la parábola de la cizaña tiene como fin la comprensión, por parte de los discípulos y de la comunidad cristiana, de tener que vivir en un mundo donde el bien (la justicia) tiene que abrirse camino en constante confrontación con el mal. El campo donde el Hijo del hombre siembra la buena semilla es el mundo y toda su condición ambivalente, entre las luchas por la justicia y la violencia sistemática. En el mundo, el trigo y la cizaña crecen juntamente y entremezclados. En este sentido, el mal no sólo está en el mundo, sino también al interior de la comunidad eclesial. La comunidad dentro de sí lleva siempre algo de cizaña, de ahí que los seguidores de Jesús se sientan invitados a ser como la semilla buena y no como la mala hierba. Las personas, las instituciones y los sistemas que han optado por convertir este mundo en un escenario de muerte, de violencia y ambición irremediablemente están condenadas a vivir de acuerdo a su propia elección. Pero los que hemos asumido la tarea de hacer germinar el Reino estamos llamados a resolver el destino del mundo en la tierra fértil de la historia siendo peregrinos de una comunidad de relaciones alternativas.

Oración de los Fieles
Celebrante:
Pidamos humildemente a Dios que haga resplandecer su amor y su poder sobre nosotros y que atienda las oraciones que la Iglesia hoy quiere presentarle en la fiesta de los Santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen María.
Digamos:
Te rogamos, óyenos.
Por el Papa, por los obispos y por toda la iglesia del nuevo milenio: para que sean signos de unidad para el Pueblo de Dios, y con su vida estimulen la fe de los creyentes.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por todos los cristianos: para que aprendamos a contemplar los misterios de nuestra fe y a dar gracias a Dios por todos los que supieron contribuir a la realización de su plan de salvación.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los abuelos: para que encuentren en sus hijos y nietos la acogida y el cariño que ellos han prodigado a lo largo de toda su vida.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por los ancianos y enfermos, por los que sufren o están tristes: para que la intercesión de los padres de la Virgen María les alcance de Dios consuelo, alivio y esperanza. Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por la paz del mundo: para que desaparezcan las ambiciones, se acaben las enemistades y brote en el corazón de todos los hombres el amor.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.
Por nosotros y nuestras familias: para que esta Eucaristía nos purifique y nos acerque más al Dios de la vida y nos identifique con Jesucristo su Hijo.
Oremos al Señor.
Te rogamos, óyenos.

Celebrante:
Oh Dios, escucha las oraciones que te presentamos en la fiesta de los padres de nuestra Madre, la Virgen María, y por su intercesión, danos lo que Tú sabes que necesitamos para vivir cada vez más unidos a Ti.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte y concédenos participar por él de la salvación prometida en Cristo a Abraham y a su descendencia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los Santos I
La gloria de los santos.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias y deber nuestro glorificarte, Padre santo. Porque tu gloria resplandece en cada uno de los santos, ya que, al coronar sus méritos, coronas tus propios dones.
Con su vida, nos proporcionas ejemplo; ayuda, con su intercesión, y por la comunión con ellos, nos haces participar de sus bienes, para que, alentados por testigos tan insignes, lleguemos victoriosos al fin de la carrera y alcancemos con ellos la corona inmortal de la gloria. Por Cristo nuestro Señor.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, y con la multitud de los santos, te cantamos un himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Dichosos los corazones limpios porque han recibido la bendición del Señor y han encontrado gracia delante de Dios, su salvador.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Padre santo, que quisiste que tu Unigénito se hiciera hermano nuestro para convertirnos en hijos tuyos, concede a quienes has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de Cristo un verdadero espíritu filial y una sincera caridad fraterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

No hay comentarios: