Evangelio del Martes XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 8 de noviembre, 2011
Lectura del Santo Evangelio, según San Lucas 17,7-10
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, dijo el Señor: "Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.""
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
En este tramo del evangelio de Lucas comenzamos lo que llamamos el “camino hacia Jerusalén”; es un momento cargado de enseñanzas a los discípulos, preparándolos para el desenlace final.
En este pasaje, Lucas nos presenta una imagen que muchas veces ha sido contemplada como sumisión ante los “amos” de turno. Pero no nos confundamos; lo que quiere mostrarse aquí es que el cristiano no es más que otros por el mero hecho de realizar lo que se le “ordena”. A nosotros nos toca servir al proyecto del Reino con amor y humildad, sin jactancias, pues al ser convocados no hacemos más que nuestro deber.
Entonces podemos notar que son dos los ejes de las palabras de Jesús: Por un lado, no debemos esperar agradecimientos ni retribuciones a cambio de lo que hagamos en su nombre; debemos ser obedientes, aun cuando tengamos la sensación de que se nos ignora y desprecia por nuestra labor. Por otro lado, debemos tener la lucidez para pensar que nadie puede, ni por sus obras en favor del proyecto de Dios ni por ningún otro motivo, considerarse amo de sus hermanos. Esto nos plantea una situación de igualdad.
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