Ordinario de la Misa: Lunes XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 07 de Noviembre, 2011
Los ojos del Señor están puestos en sus hijos
Feria de la 31a. semana del Tiempo Ordinario.
Condúceme, Señor por tu camino
Antífona de Entrada
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; atiéndeme y escucha mis palabras. Cuídame como a la niña de tus ojos y cúbreme bajo la sombra de tus alas.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, haz que nuestra voluntad sea siempre dócil a la tuya y que te sirvamos con un corazón sincero.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de la
Sabiduría (1, 1-7)
Amen la justicia, ustedes, los que gobiernan la tierra, piensen bien del Señor y con sencillez de corazón búsquenlo. El se deja hallar por los que no dudan de él y se manifiesta a los que en él confían.
Los pensamientos perversos apartan de Dios, y los insensatos, que quieren poner a prueba el poder divino, quedan en ridículo. La sabiduría no entra en un alma malvada, ni habita en un cuerpo sometido al pecado. El santo espíritu, que nos educa, y huye de la hipocresía, se aleja de la insensatez y es rechazado por la injusticia.
La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres, pero no dejará sin castigo al que blasfema, porque Dios conoce lo más íntimo del alma, observa atentamente el corazón y escucha cuanto dice la lengua.
El espíritu del Señor llena toda la tierra, le da consistencia al universo y sabe todo lo que el hombre dice.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 138
Condúceme, Señor,
por tu camino.
Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
Condúceme, Señor,
por tu camino.
Apenas la palabra está en mi boca y ya, Señor, te la sabes completa. Me envuelves por todas partes y tienes puesta sobre mí tu mano. Esta es una ciencia misteriosa para mí, tan sublime, que no la alcanzo.
Condúceme, Señor,
por tu camino.
¿A dónde iré yo lejos de ti? ¿Dónde escaparé de tu mirada? Si subo hasta el cielo, allí estás tú; si bajo al abismo, allí te encuentras.
Condúceme, Señor,
por tu camino.
Si voy en alas de la aurora o me alejo hasta el extremo del mar, también allí tu mano me conduce y tu diestra me sostiene.
Condúceme, Señor,
por tu camino.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Iluminen al mundo con la luz del Evangelio reflejada en su vida.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (17, 1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No es possible evitar que existan ocasiones de pecado, pero ¡ay de aquel que las provoca! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino sujeta al cuello, que ser ocasión de pecado para la gente sencilla. Tengan, pues,cuidado.
Si tu hermano te ofende, trata de corregirlo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo”. Los apóstoles dijeron entonces al Señor:
“Auméntanos la fe”. El Señor les contestó: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Escandalizar es poner piedras o trampas en el camino para provocar el tropiezo, la caída. Lucas presenta otro de sus frecuentes ayes, e instruye a los discípulos sobre las actitudes que deben vivir en la comunidad fraterna. Es dura la advertencia para aquellos que escandalizaren a los preferidos del Padre, los pequeños. Jesús se desvive por ellos y nadie debe apartarlos del camino ni provocar su humillación y dolor por medio de la acumulación de bienes, la ostentación de los mimos, la injusticia y la violencia.
Seguir a Jesús no nos evita automáticamente caer en pecado; pero sí nos exige optar por practicar los valores del Evangelio en la convivencia y el intercambio. Perdonar, corregir fraternalmente, ser sinceros y respetuosos en la diversidad, acoger con bondad, son actitudes irrenunciables de los discípulos de Jesús.
Perdonar… ¿cuántas veces? Si la medida del amor es Jesús, él nos propone amar sin medida. Perdonar setenta veces siete equivale a estar dispuesto a confiar, y a apostar por la bondad intrínseca de la humanidad, lo cual no nos exime de reprender a quien se desvía del camino, e incluso señalar con toda claridad y firmeza a los que descaradamente practican la injusticia y el oprobio contra los más débiles.
Oración sobre las Ofrendas
Santifica, Señor, estos dones tuyos que con sincera voluntad te presentamos, y por medio de esta Eucaristía, dígnate purificarnos y renovarnos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VII
Cristo, huésped y peregrino
en medio de nosotros.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios de la alianza y de la paz. Porque tú llamaste a Abraham y le mandaste salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones.
Tú suscitaste a Moisés para librar a tu pueblo y guiarlo a la tierra de promisión. Tú, en la etapa final de la historia, has enviado a tu Hijo, como huésped y peregrino en medio de nosotros, para redimirnos del pecado y de la muerte; y has derramado el Espíritu, para hacer de todas las naciones un solo pueblo nuevo, que tiene como meta, tu reino, como estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto
del amor.
Por estos dones de tu benevolencia, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con gozo el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Los ojos del Señor están puestos en sus hijos, en los que esperan en su misericordia, para librarlos de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta celebración eucarística nos comunique, Señor, nuevas fuerzas para cumplir tu voluntad en esta vida y nos confirme en la
esperanza de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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