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viernes, 30 de marzo de 2012

Oficio Divino: Tiempo Cuaresma. Ciclo B. 31 de marzo, 2012

Oficio Divino: Tiempo Cuaresma. Ciclo B. 31 de marzo, 2012 SÁBADO DE LA SEMANA V Propio del Tiempo. I Vísperas del Domingo de la Pasión del Señor o de Ramos. (OFICIO DE LECTURA (6:00); LAUDES (7:00); TERCIA (9:00); SEXTA (12:00); NONA (15:00); VISPERAS(19:00); COMPLETAS (22:00) OFICIO DE LECTURA Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día: V. Señor abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona: Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle. Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Himno: ¿QUÉ TENGO YO QUE MI AMISTAD PROCURAS? ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno oscuras? ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras! ¡Cuántas veces el ángel me decía: «Alma, asómate ahora a la ventana, verás con cuánto amor llamar porfía!» y ¡cuántas, hermosura soberana: «Mañana le abriremos», respondía, para lo mismo responder mañana! Amén. SALMODIA Ant. 1. Cantad al Señor y meditad sus maravillas. Salmo 104 I - LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN REALIZA LAS PROMESAS HECHAS POR DIOS A ABRAHAM Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder, buscad contínuamente su rostro. Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahám, del juramento hecho a Isaac, confirmado como ley para Jacob, como alianza eterna para Israel: «A ti te daré el país cananeo, como lote de vuestra heredad.» Cuando eran unos pocos mortales, contados, y forasteros en el país, cuando erraban de pueblo en pueblo, de un reino a otra nación, a nadie permitió que los molestase, y por ellos castigó a reyes: «No toquéis a mis ungidos, no hagáis mal a mis profetas.» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Cantad al Señor y meditad sus maravillas. Ant. 2. No abandonó al justo vendido, sino que lo libró de sus calumniadores. Salmo 104 II Llamó al hambre sobre aquella tierra: cortando el sustento de pan; por delante había enviado a un hombre, a José, vendido como esclavo; le trabaron los pies con grillos, le metieron el cuello en la argolla, hasta que se cumplió su predicción, y la palabra del Señor lo acreditó. El rey lo mandó desatar, el Señor de pueblos le abrió la prisión, lo nombró administrador de su casa, señor de todas sus posesiones, para que a su gusto instruyera a los príncipes y enseñase sabiduría a los ancianos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. No abandonó al justo vendido, sino que lo libró de sus calumniadores. Ant. 3. Se acordó el Señor de su palabra y sacó a su pueblo con alegría. Salmo 104 III Entonces Israel entró en Egipto, Jacob se hospedó en la tierra de Cam. Dios hizo a su pueblo muy fecundo, más poderoso que sus enemigos. A éstos les cambió el corazón para que odiasen a su pueblo, y usaran malas artes con sus siervos. Pero envió a Moisés, su siervo, y a Aarón, su escogido, que hicieron contra ellos sus signos, prodigios en la tierra de Cam. Envió la oscuridad, y oscureció, pero ellos resistieron a sus palabras; convirtió sus aguas en sangre, y dió muerte a sus peces; su tierra pululaba de ranas, hasta en la alcoba del rey. Ordenó que vinieran tábanos y mosquitos por todo el territorio; les dió en vez de lluvia granizo, llamas de fuego por su tierra; e hirió higueras y viñas, tronchó los árboles del país. Ordenó que viniera la langosta, saltamontes innumerables, que roían la hierba de su tierra, y devoraron los frutos de sus campos. Hirió de muerte a los primogénitos del país, primicias de su virilidad. Sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y entre sus tribus nadie se enfermó; los Egipcios se alegraban de su marcha, porque los había sobrecogido el terror. Tendió una nube que los cubriese, y un fuego que los alumbrase de noche. Lo pidieron, y envió codornices, los sació con pan del cielo; hendió la peña, y brotaron las aguas, que corrieron en ríos por el desierto. Porque se acordaba de la palabra sagrada que había dado a su siervo Abrahám, sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo. Les asignó las tierras de los gentiles, y poseyeron las haciendas de las naciones: para que guarden sus decretos, y cumplan su ley. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Se acordó el Señor de su palabra y sacó a su pueblo con alegría. V. El que obra la verdad viene a la luz. R. Y sus obras quedan de manifiesto. PRIMERA LECTURA Del libro de los Números 24, 1-19 ORÁCULO DE BALAAM En aquellos días, viendo Balaam que el Señor tenía a bien bendecir a Israel, no anduvo como las otras veces en busca de presagios, sino que se volvió hacia el desierto y, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El Espíritu de Dios vino sobre él y recitó sus versos: «Oráculo de Balaam, hijo de Beor; oráculo del hom­bre de ojos perfectos, oráculo del que escucha palabras de Dios, que contempla visiones del Todopoderoso, en éxtasis, con los ojos abiertos. ¡Qué bellas las tiendas de Jacob y las moradas de Israel! Como vegas dilatadas, como jardines junto al río, como áloes que plantó el Señor o cedros junto a la corriente; el agua rebosa de sus cubos y con el agua se multiplica su simiente. Su rey es más alto que Agag y su reino descuella. Dios lo sacó de Egipto embistiendo como un búfalo. Devorará a las naciones enemigas y triturará sus huesos, las traspasará con sus flechas. Se agazapa y se tumba como un león, o como una leona, ¿quién lo desafiará? Bendito quien te bendiga, maldito quien te maldiga.» Balac entonces, irritado contra Balaam, dio una pal­mada y dijo: «Te he llamado para maldecir a mi enemigo y ya lo has bendecido tres veces. Pues ahora escapa a tu patria. Te había prometido riquezas, pero el Señor te deja sin ellas.» Balaam contestó: «Ya se lo dije yo a los correos que enviaste: "Aunque Balac me regale su palacio lleno de oro y plata, no puedo quebrantar el mandato del Señor haciendo mal o bien por cuenta propia; lo que el Señor me diga lo diré." Ahora me vuelvo a mi pueblo, pero antes te explicaré lo que este pueblo hará al tuyo en el futuro.» Y recitó sus versos: «Oráculo de Balaam, hijo de Beor; oráculo del hombre de ojos perfectos, oráculo del que escucha palabras de Dios y conoce los planes del Altísimo, que contempla visiones del Todopoderoso, en éxtasis, con los ojos abiertos. Lo veo, pero no es ahora; lo contemplo, pero no será pronto. Avanza la constelación de Jacob y sube el cetro de Israel. Triturará la frente de Moab y el cráneo de los hijos de Set; se adueñará de Edom, se apoderará de Seír, Israel ejercerá el poder, Jacob dominará y acabará con los que queden en la capital.» RESPONSORIO Cf. Nm 24, 17. 18; Sal 71, 11 R. Avanza la constelación de Jacob y sube el cetro de Israel. * Ejercerá el poder sobre toda la tierra. V. Que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. R. Ejercerá el poder sobre toda la tierra. SEGUNDA LECTURA De las Disertaciones de san Gregorio de Nacianzo, obispo (Disertación 45, 23-24; PG 36, 654-655) PARTICIPEMOS PLENAMENTE EN LA PASCUA Es verdad que ahora celebraremos la Pascua todavía sacramentalmente; sin embargo, lo haremos ya con un conocimiento más claro que en la antigua ley (ya que la Pascua de la ley antigua era -no tengo reparo en decirlo- una figura más oscura que lo que representaba), y de aquí a poco la celebraremos de un modo más puro y perfecto, a saber, cuando aquel que es la Palabra beba con nosotros el vino nuevo en el reino de su Padre, dándonos la plena y clara inteligencia de lo que aquí nos enseñó de un modo más restringido. Decimos «nuevo», pues siempre resulta nuevo lo que se llega a comprender de una manera diferente. Y ¿en qué consiste esa bebida y esa manera nueva de percibir? Eso es lo que toca a él enseñar a sus discípulos, y a nosotros aprenderlo. Y la doctrina de aquel que alimenta es también alimento. Celebremos, pues, ahora también nosotros lo mismo que celebraba la ley antigua, pero no en un sentido literal, sino evangélico; de una manera perfecta, no imperfecta; de un modo eterno, no temporal. Sea nuestra capital no la Jerusalén terrena, sino la metrópoli celestial; quiero decir, no ésta que es ahora hollada por los ejércitos, sino la que es ensalzada por las alabanzas y encomios angélicos. Inmolemos no ya terneros y machos cabríos, que es cosa ya caducada y sin sentido, sino el sacrificio de alabanza, ofrecido a Dios en el altar del cielo, junto con los coros celestiales. Atravesemos el primer velo, no nos detengamos ante el segundo, contemplemos de lleno el santuario. y diré más todavía: inmolémonos nosotros mismos a Dios, inmolemos cada día nuestra persona y toda nuestra actividad, imitemos la pasión de Cristo con nuestros propios padecimientos, honremos su sangre con nuestra propia sangre, subamos con denuedo a la cruz. Si quieres imitar a Simón de Cirene, toma la cruz y sigue al Señor. Si quieres imitar al buen ladrón crucificado con él, reconoce honradamente su divinidad; y así como entonces Cristo fue contado entre los malhechores, por ti y por tus pecados, así tú ahora, por él, serás contado entre los justos. Adora al que por amor a ti pende de la cruz y, crucificándote tú también, procura recibir algún provecho de tu misma culpa; compra la salvación con la muerte; entra con Jesús en el paraíso, para que comprendas de qué bienes te habías privado. Contempla todas aquellas bellezas; deja fuera, muerto, lo que hay en ti de murmurador y blasfemo. Si quieres imitar a José de Arimatea, pide el cuerpo a aquel que lo mandó crucificar; haz tuya la víctima expiatoria del mundo. Si quieres imitar a Nicodemo, el que fue a Jesús de noche, unge a Jesús con aromas, como lo ungió él para honrado en su sepultura. Si quieres imitar a María, a la otra María, a Salomé y a Juana, ve de madrugada a llorar junto al sepulcro, y haz de manera que, quitada la piedra del monumento, puedas ver a los ángeles y aun al mismo Jesús. RESPONSORIO Hb 13, 12-13; 12, 4 R. Jesús, para santificar con su propia sangre al pueblo, padeció la muerte fuera de la ciudad; * salgamos, pues, hacia éi fuera del campamento, cargando con su oprobio. V. Pues vosotros no habéis resistido aún hasta el derramamiento de sangre en vuestra lucha contra el pecado. R. Salgamos, pues, hacia él fuera del campamento, cargando con su oprobio. ORACIÓN. OREMOS, Dios nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a tus hijos que ya lo hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. LAUDES (Oración de la mañana) INVOCACIÓN INICIAL V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. INVITATORIO Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Himno: LOS HOMBROS TRAIGO CARGADOS. Los hombros traigo cargados de graves culpas, mi Dios; dadme esas lágrimas vos y tomad estos pecados. Yo soy quien ha de llorar, por ser acto de flaqueza; que no hay en naturaleza más flaqueza que el pecar. Y, pues andamos trocados, que yo peco y lloráis vos, dadme esas lágrimas vos y tomad estos pecados. Vos sois quien cargar se puede estas mis culpas mortales, que la menor destas tales a cualquier peso excede; y, pues que son tan pesados aquestos yerros, mi Dios, dadme esas lágrimas vos y tomad estos pecados. Al Padre, al Hijo, al Amor, alegres cantad, criaturas, y resuene en las alturas toda gloria y todo honor. Amén. SALMODIA Ant. 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio. Salmo 118, 145-152 TE INVOCO DE TODO CORAZÓN Te invoco de todo corazón; respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes; a ti grito: sálvame, y cumpliré tus decretos; me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras. Mis ojos se adelantan a las vigilias de la noche, meditando tu promesa; escucha mi voz por tu misericordia, con tus mandamientos dame vida; ya se acercan mis inicuos perseguidores, están lejos de tu voluntad. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables; hace tiempo comprendí que tus preceptos los fundaste para siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio. Ant. 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Cántico: HIMNO A DIOS, DESPUÉS DE LA VICTORIA DEL MAR ROJO Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18 Cantaré al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «El Señor». Los carros del faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar rojo a sus mejores capitanes. Al soplo de tu ira se amontonaron las aguas, las corrientes se alzaron como un dique, las olas se cuajaron en el mar. Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré, repartiré el botín, se saciará mi codicia, empuñaré la espada, los agarrará mi mano.» Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar, se hundieron como plomo en las aguas formidables. ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tu, terrible entre los santos, temibles por tus proezas, autor de maravillas? Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra; guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos. El Señor reina por siempre jamás. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Ant. 3. Alabad al Señor, todas las naciones. Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA. Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos: Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Alabad al Señor, todas las naciones. LECTURA BREVE Is 65, 1b-3a Dije, «Aquí estoy, aquí estoy», a un pueblo que no invocaba mi nombre. Tenía mis manos extendidas todo el día hacia un pueblo rebelde, que andaba por el mal camino, siguiendo sus antojos, pueblo que me provocaba en mi propia cara, continuamente. RESPONSORIO BREVE V. Él me librará de la red del cazador. R. Él me librará de la red del cazador. V. Me cubrirá con su plumaje. R. Él me librará de la red del cazador. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Él me librará de la red del cazador. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Jesús murió para reunir a los hijos de Dios dispersos. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Jesús murió para reunir a los hijos de Dios dispersos. PRECES Glorifiquemos a Cristo, que para hacer de nosotros creaturas nuevas ha instituido el baño del bautismo y nos alimenta con su palabra y su carne, y supliquémosle, diciendo: Renuévanos con tu gracia, Señor. Señor Jesús, tú que eres manso y humilde de corazón, danos entrañas de misericordia, bondad y humildad y danos comprensión para con todos. Que sepamos ayudar a los necesitados y consolar a los que sufren, para imitarte a ti, el buen Samaritano. Que María, la Virgen Madre, interceda por las vírgenes que se han consagrado a tu servicio, para que vivan su virginidad con un grande amor hacia ti, en bien de la Iglesia. Concédenos la abundancia de tu misericordia y perdona la multitud de nuestros pecados y el castigo que por ellos merecemos. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó y pidamos al Padre que nos libre del mal: Padre nuestro... ORACIÓN Dios nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a tus hijos que ya lo hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. HORA TERCIA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Himno: AMIGO DE LOS HOMBRES, JESUCRISTO Amigo de los hombres, Jesucristo, tú solo das sentido a nuestra historia, y, con los ojos fijos al futuro, la Iglesia vive fiel a tu memoria. Este tiempo de ayuno te presenta de nosotros la parte más oscura, y tus manos clavadas al madero nos devuelven tu paz y tu ternura. A lo largo del día no nos dejes, no nos falte la luz de tu mirada: llena de amor los pasos que caminan de este mundo a la luz de tu alborada. Amén. SALMODIA Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas. Salmo 118, 33-40 Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes, y lo seguiré puntualmente; enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón; guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo. Inclina mi corazón a tus preceptos, y no al interés; aparta mis ojos de las vanidades, dame vida con tu palabra; cumple a tu siervo la promesa que hiciste a tus fieles. Aparta de mí la afrenta que temo, porque tus mandamientos son amables; mira cómo ansío tus decretos: dame vida con tu justicia. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 33 I - EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. Todos sus santos, temed al Señor, porque nada les falta a los que lo temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 33 II Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor; ¿hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero el Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor; él cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará. La maldad da muerte al malvado, y los que odian al justo serán castigados. El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas. LECTURA BREVE 1Jn 1, 8-9 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es él para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad. V. Señor, crea en mí un corazón puro. R. Renuévame por dentro con espíritu firme. ORACIÓN OREMOS, Dios nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a tus hijos que ya lo hemos recibido. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. HORA SEXTA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Himno: JESÚS, CONTIGO IREMOS AL DESIERTO Jesús, contigo iremos al desierto en medio de la villa populosa, y tú nos brindarás el pan sabroso que alimentó tu alma silenciosa. Contigo pasaremos el mar Rojo, beberemos el agua de la roca; tú serás el pastor y, en la montaña, tú serás nuestra gracia esplendorosa. Contigo humildemente hasta el Calvario, contigo por la vía dolorosa, y al final, oh Jesús, por tu promesa, contigo viviremos en tu gloria. Amén. SALMODIA Ant. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.» Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte -que lo diga Israel-, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. Bendito el Señor, que no nos entregó como presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO. Los que confían en el Señor son como el monte Sión: no tiembla, está asentado para siempre. Jerusalén está rodeada de montañas, y el Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. No pesará el cetro de los malvados sobre el lote de los justos, no sea que los justos extiendan su mano a la maldad. Señor, concede bienes a los buenos, a los sinceros de corazón; y a los que se desvían por sendas tortuosas, que los rechace el Señor con los malhechores. ¡Paz a Israel! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.» LECTURA BREVE 1Jn 2, 1b-2 Abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo , el justo. Él es propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero. V. Aparta de mi pecado tú vista. R. Borra en mí toda culpa. ORACIÓN OREMOS, Dios nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a tus hijos que ya lo hemos recibido. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. HORA NONA V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Himno: OJOS DE AQUEL PUBLICANO Ojos de aquel publicano hasta la tierra caídos, el Dios de la luz os mira, miradle con regocijo. Mano que pide clemencia hiriendo el pecho contrito, el Señor te abre la puerta de su pecho compasivo. Lengua que en bajo murmullo dices tu dolor sentido, el Juez que sabe juzgar ha escuchado complacido. Padre del octavo día, glorioso siendo propicio, perdónanos, purifícanos, por el honor de tu Hijo. Amén. SALMODIA Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos. Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, iban llorando, llevando la semilla; al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS. Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, los que coméis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! La herencia que da el Señor son los hijos; una recompensa es el fruto de las entrañas: son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO ¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien; tu mujer, como una vid fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa: ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida; que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos. LECTURA BREVE 1Jn 2, 8b-10 Las tinieblas van pasando y ya brilla la luz verdadera. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está todavía en las tinieblas. Quien ama a su hermano está siempre en la luz; y no hay ocasión de ruina en él. V. Mi sacrificio es un espíritu contrito. R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. ORACIÓN OREMOS, Dios nuestro, aunque continuamente realizas la salvación de los hombres, sin embargo, concedes a tu pueblo gracias más abundantes en este tiempo de Cuaresma; dígnate, pues, mirar con amor el esfuerzo cuaresmal de tus elegidos y concede tu ayuda tanto a los catecúmenos que van a recibir el bautismo como a tus hijos que ya lo hemos recibido. Por Cristo nuestro Señor. Amén CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. I VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Himno: LAS BANDERAS REALES SE ADELANTAN. Las banderas reales se adelantan y la cruz misteriosa en ellas brilla: la cruz en que la vida sufrió muerte y en que, sufriendo muerte, nos dio vida. Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo que, al ser herido por la lanza dura, derramó sangre y agua en abundancia para lavar con ellas nuestras culpas. En ella se cumplió perfectamente lo que David profetizó en su verso, cuando dijo a los pueblos de la tierra: «Nuestro Dios reinará desde un madero.» ¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso, árbol ornado con la regia púrpura, y destinado a que su tronco digno sintiera el roce de la carne pura! ¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes, en que estuvo colgado nuestro precio, fuiste balanza para el cuerpo santo que arrebató su presa a los infiernos. A ti, que eres la única esperanza, te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos que acrecientes la gracia de los justos y borres los delitos de los malos. Recibe, oh Trinidad, fuente salubre, la alabanza de todos los espíritus, y tú que con tu cruz nos das triunfo, añádenos el premio, oh Jesucristo. Amén. SALMODIA Ant. 1. Todos los días me sentaba en el templo para enseñar y nunca me prendisteis; ahora, flagelado, me lleváis para ser crucificado. Salmo 118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero; lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos; ¡estoy tan afligido! Señor, dame vida según tu promesa. Acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos; mi vida está siempre en peligro, pero no olvido tu voluntad; los malvados me tendieron un lazo, pero no me desvié de tus decretos. Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón; inclino mi corazón a cumplir tus leyes, siempre y cabalmente. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Todos los días me sentaba en el templo para enseñar y nunca me prendisteis; ahora, flagelado, me lleváis para ser crucificado. Ant. 2. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes. Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen. Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios. El Señor es mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes. Ant. 3. El Señor Jesús se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11 Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. El Señor Jesús se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. LECTURA BREVE 1Pe 1, 18-21 Ya sabéis con qué os rescataron: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha. Ya de antes de la creación del mundo estaba él predestinado para eso; y al fin de los tiempos se ha manifestado por amor a vosotros. Por él creéis en Dios que lo resucitó de entre los muertos y lo glorificó. Así vuestra fe y esperanza se centran en Dios. RESPONSORIO BREVE V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. V. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo. R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Salve, Rey nuestro, Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el Salvador que había de venir. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Salve, Rey nuestro, Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el Salvador que había de venir. PRECES Adoremos a Cristo, quien, próximo ya a su pasión, al contemplar a Jerusalén, lloró por ella, porque no había aceptado el tiempo de gracia; arrepintiéndonos, pues, de nuestros pecados, supliquémosle, diciendo: Ten piedad de tu pueblo, Señor. Tú que quisiste reunir a los hijos de Jerusalén, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, enséñanos a reconocer el tiempo de tu visita. No abandones a los fieles que te abandonaron, antes concédenos la gracia de la conversión y volveremos a ti, Señor, Dios nuestro. Tú que, por tu pasión, has dado con largueza la gracia al mundo, concédenos que, fieles a nuestro bautismo, vivamos constantemente de tu Espíritu. Que tu pasión nos estimule a vivir renunciando al pecado, para que, libres de toda esclavitud, podamos celebrar santamente tu resurrección. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Tú que reinas en la gloria del Padre, acuérdate de los que hoy han muerto. Porque la victoria de Cristo es nuestra victoria, nos atrevemos a decir a Dios: Padre nuestro... ORACIÓN Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios. Amén CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. COMPLETAS (Oración antes del descanso nocturno) INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Himno: CUANDO LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE Cuando llegó el instante de tu muerte inclinaste la frente hacia la tierra, como todos los mortales; mas no eras tú el hombre derribado, sino el Hijo que muerto nos contempla. Cuando me llegue el tránsito esperado y siga sin retorno por mi senda, como todos los mortales, el sueño de tu rostro será lumbre y tu gloria mi gloria venidera. El silencio sagrado de la noche tu paz y tu venida nos recuerdan, Cristo, luz de los mortales; acepta nuestro sueño necesario como secreto amor que a ti se llega. Amén SALMODIA Ant. 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración. Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS. Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración. Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor, amaréis la falsedad y buscaréis el engaño? Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor, y el Señor me escuchará cuando lo invoque. Temblad y no pequéis, reflexionad en el silencio de vuestro lecho; ofreced sacrificios legítimos y confiad en el Señor. Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino. En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración. Ant. 2. Durante la noche, bendecid al Señor. Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO Y ahora bendecid al Señor, los siervos del Señor, los que pasáis la noche en la casa del Señor: Levantad las manos hacia el santuario, y bendecid al Señor. El Señor te bendiga desde Sión: el que hizo cielo y tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Durante la noche, bendecid al Señor. LECTURA BREVE Dt 6,4-7 Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN OREMOS, Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén BENDICIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos , gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

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