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lunes, 20 de diciembre de 2010

Ordinario de la Misa. Lecturas y Oraciones. Martes IV Semana de Adviento. Ciclo A. 21 de diciembre 2010

= Martes 21 de Diciembre, 2010
Demos gracias a Dios, al son del arpa
Feria de Adviento: día 21
En el Señor está nuestra esperanza
Antífona de Entrada
Pronto llegará el Señor que domina los pueblos, y será llamado Emmanuel, es decir, Dios-con-nosotros.
Oración Colecta
Oremos:
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal; y concédenos que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, nos llenemos también de alegría al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Cantar
de los Cantares (2, 8-14)
Aquí viene mi amado saltando por los montes, retozando por las colinas. Mi amado es como una gacela, es como un venadito, que se detiene detrás de nuestra tapia, espía por las ventanas y mira a través del enrejado.
Mi amado me habla así:
“Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven. Mira que el invierno ya pasó; han terminado las lluvias y se han ido. Las flores brotan ya sobre la tierra; ha llegado la estación de los cantos; el arrullo de las tórtolas se escucha en el campo; ya apuntan los frutos en la higuera y las viñas en flor exhalan su fragancia.
Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven. Paloma mía, que anidas en las hendiduras de las rocas, en las grietas de las peñas escarpadas, déjame ver tu rostro y hazme oír tu voz, porque tu voz es dulce y tu rostro encantador”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 32
Demos gracias a Dios,
al son del arpa.
Demos gracias a Dios, al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos; cantemos en su honor nuevos cantares, al compás de instrumentos alabémoslo.
Demos gracias a Dios,
al son del arpa.
Los proyectos de Dios duran por siempre; los planes de su amor, todos los siglos. Feliz la nación cuyo Dios es el Señor; dichoso el pueblo que escogió por suyo.
Demos gracias a Dios,
al son del arpa.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo; en el Señor se alegra el corazón y en él hemos confiado.
Demos gracias a Dios,
al son del arpa.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Emmanuel, rey y legislador nuestro, ven, Señor, a salvarnos.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (1, 39-45)
Gloria a ti, Señor.
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó:
“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION:
Lucas relata el encuentro de Isabel y María. Una mujer mayor, esposa de un sacerdote, que encarna las tradiciones de Judea, junto a una joven campesina que refleja las tradiciones de Galilea. Isabel saluda a María con alegría y reconoce en ella la acción de Dios. Las menciones del AT puestas en boca de Isabel (Jue 5,24; Jud 13,189) relacionan a María con la Tienda del Encuentro, portadora de la presencia de Dios, y con las mujeres que han sido importantes en la historia del pueblo (Judith, Ester, Rut). María es la mujer en la que se lleva a cabo la plenitud de la revelación del AT; ella es la nueva tienda donde ahora se revela y manifiesta Dios a los hombres. En Isabel y María convoca Dios a Israel a inaugurar un nuevo tiempo donde toda diferencia o exclusión queden superadas por la fraternidad. El cántico proclamado por María que recoge Lucas exalta a Dios por la obra que ha puesto en marcha a favor de la humanidad, y especialmente de los pobres y desvalidos, los necesitados y humillados. Vayamos al encuentro del otro como María, y reconozcamos como Isabel la presencia ya actuante del reino de Dios en medio de nosotros.


Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, de tu Iglesia las ofrendas que tú mismo has puesto en nuestras manos y que tu poder convierte en sacramento de nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Adviento IV
María, nueva Eva
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el misterio de la Virgen Madre. Porque, si del antiguo adversario nos vino la ruina, en el seno virginal de la hija de Sión ha germinado aquel que nos nutre con el pan de los ángeles, y ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María. En ella, madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva.
Así, donde había crecido el pecado, se ha desbordado tu misericordia en Cristo, nuestro salvador.
Por eso nosotros, mientras esperamos la venida de Cristo, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Dichosa, tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta comunión, Señor, proteja siempre a tu pueblo a fin de que, entregados plenamente a tu servicio, alcancemos la salvación del alma y del cuerpo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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