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sábado, 22 de enero de 2011

Evangelio del Domingo III Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23 de enero 2011

Evangelio del Domingo III Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23 de enero 2011.

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (4, 12-23)
Gloria a ti, Señor

Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías:
Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo:
“Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”.
Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores.
Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
Andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Comenzamos la lectura continuada del evangelio de san Mateo. Para situarnos tenemos que saber que el evangelista, en los capítulos anteriores, ha narrado tanto los misterios de la infancia de Jesús como su bautismo en el Jordán.
Jesús comienza su actividad tomando como referencia los signos de los tiempos. Al menos el evangelista hace notar que no empezó Jesús sin más cuando quiso, sino al ver que habían encarcelado a Juan. Jesús reacciona ante los hechos de la historia que le rodea. No viene a cumplir una misión ya programada previamente y que ha de llevarse a cabo con indiferencia «pase lo que pase».
Muchos detalles, muchos temas, en un evangelio sencillo pero enjundioso. La lectura arranca en el momento en el que Jesús deja su casa de Nazaret y se afinca en Cafarnaún, ciudad muy bien situada para la misión que iba a iniciar. De hecho, será su residencia habitual en los años de su vida pública. Con todo, el evangelista ve en este cambio de residencia el cumplimiento de una profecía.
La primeras palabras de Jesús son una invitación a que cada hombre que se tope con El tiene que reconsiderar toda su vida y acertar a situarse ante la novedad de un nuevo orden de cosas en el que no valen las leyes y valores de este mundo sino el proyecto y los deseos de Dios, en concreto, "el Reino de los cielos".
Para que fuesen suficientemente elocuentes sus palabras y los que le vieran se dieran cuenta de que algo totalmente inédito comenzaba con su presencia y predicación, nos dice el evangelista que "recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas y ... curando las enfermedades y dolencias del pueblo".
Pero sus palabras no eran para ser recogidas por sus oyentes y guardadas como una secreta sabiduría que trajese la salvación a cada uno por separado. El proyecto de Jesús era otro.
Así se entiende tanto la propuesta que hace a un grupo de pescadores, como la respuesta, sin condiciones, de estos.
Ser cristiano es sentirse llamado a entrar en una comunidad que haga posible encontrarse con Jesús, seguirle y continuar su misión evangelizadora.
Para la revisión de vida
Decía Jesús: Está cerca el Reino de Dios… ¿Lo veo, lo siento, lo percibo, lo intuyo? ¿Miro las cosas desde esa perspectiva única y mayor? ¿Qué Reino soy capaz de ver? ¿Vivo en situación de Buena Noticia? ¿Vivo con optimismo, con la exultante convicción de que el Reino sigue su marcha ascendente y convergente en la historia?

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