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lunes, 4 de julio de 2011

Ordinario de la Misa: Martes XIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 05 de julio 2011

Ordinario de la Misa: Martes XIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 05 de julio 2011

Señor, escucha nuestra súplica
Feria de la 14a. semana del Tiempo Ordinario o memoria libre de san Antonio María Zaccaría, presbítero
Que mi conducta se ajuste a tu voluntad
Antífona de Entrada
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.
Oración Colecta
Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis
(32, 22-32)
En aquel tiempo, se levantó Jacob, tomó a sus dos mujeres con sus dos siervas y sus once hijos y cruzó el arroyo de Yaboc. Los hizo cruzar el torrente junto con todo lo que poseía.
Jacob se quedó solo y un hombre estuvo luchando con él hasta el amanecer. Pero, viendo que no podía vencerlo, el hombre hirió a Jacob en la articulación femoral y le dislocó el fémur, mientras luchaban. El hombre le dijo: “Suéltame, pues ya está amaneciendo”. Jacob le respondió: “No te soltaré hasta que me bendigas”. El otro le preguntó: “¿Cómo te llamas?” El le dijo: “Jacob”.
El otro prosiguió: “En adelante ya no te llamarás Jacob sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has salido victorioso”. Jacob le dijo:
“Dime cómo te llamas”. El otro le respondió: “¿Por qué me preguntas mi nombre?” Y ahí mismo bendijo a Jacob. Jacob llamó a aquel lugar Penuel, pues se dijo:
“He visto a Dios cara a cara y he quedado con vida”.
El sol salió después de que Jacob y los suyos pasaron Penuel, y Jacob iba cojeando, por haber sido herido en el nervio del muslo. Por eso los israelitas no comen, hasta el día de hoy, el nervio del muslo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 16
Señor, escucha
nuestra súplica.
Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oídos a mi súplica, pues mis labios no mienten.
Señor, escucha
nuestra súplica.
Júzgame tú, Señor, pues tus ojos miran al que es honrado. Examina mi corazón, revísalo de noche, pruébame a fuego y no hallarás malicia en mí.
Señor, escucha
nuestra súplica.
A ti mi voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis palabras; muéstrame los prodigios de tu misericordia, pues a quien acude a ti, de sus contrarios salvas.
Señor, escucha
nuestra súplica.
Protégeme, Señor, como a las niñas de tus ojos, bajo la sombra de tus alas escóndeme, pues yo, por serte fiel, contemplaré tu rostro y al despertarme, espero saciarme de tu vista.
Señor, escucha
nuestra súplica.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (9, 32-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló.
La multitud, maravillada, decía: “Nunca se había visto nada semejante en Israel”.
Pero los fariseos decían:
“Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios”.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia.
Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
El evangelio de hoy habla de la liberación de un hombre poseído por un demonio que lo mantenía mudo, acción que Jesús realiza como signo de la presencia del reino en medio de las injusticias. Sin lugar a dudas, este hombre simboliza la realidad del pueblo maltratado por el poder opresor. Es notable percibir cómo la misión de Jesús encontró sus principales detractores entre los dirigentes del pueblo. Jesús tuvo que enfrentar la implacable oposición de todos los grupos religiosos de su tiempo, debido, sobre todo, a sus denuncias de las injusticias contra los más pobres, encubiertas con falsedades. No es de extrañar que, entre algunos que se consideran “verdaderos religiosos” y “auténticos cristianos”, encontremos ciertas oposiciones a propuestas alternativas de evangelización liberadora, a la que califican de demoníaca, cuando en realidad es obra de Dios. Indudablemente que proclamar y practicar la igualdad de derechos humanos inalienables y la justicia sigue sonando como satánico a mucha gente eminentemente religiosa. Necesitamos comprometernos radicalmente a ser apasionados del Reino de Dios.

Oración sobre las Ofrendas
Que este sacrificio, Señor, que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos renueve y nos ayude a obtener la recompensa eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común IV
La alabanza, don de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación.
Por Cristo nuestro Señor. Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
El Señor colmó el deseo de su pueblo: comieron y quedaron satisfechos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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