Bendición de la Corona, Moniciones y Oración de los Fieles. IV Domingo de Adviento
18 de diciembre de 2011
BENDICIÓN DE LA CUARTA VELA DE ADVIENTO
(Preparada por Javier Leoz)
Al encender estas cuatro velas, en el último domingo,
pensamos en Ella, la Virgen,
tu madre y nuestra madre.
Nadie te esperó con más ansia,
con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
Te sembraste en Ella,
como el grano de trigo se siembra en el surco.
Y en sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven a salvarnos!
(Se acerca una persona y enciende el cuarto cirio)
(Canto: La Virgen sueña caminos u otro canto apropiado sobre la Virgen)
Moniciones
MONICIÓN DE ENTRADA
Les deseamos nuestra más cordial bienvenida a esta Eucaristía del último domingo de Adviento. El próximo domingo ya es Navidad. Hemos encendido la cuarta vela de esta corona que nos ha acompañado durante todo el Adviento. Y con ella, poco a poco, se ha ido iluminando nuestra esperanza. La luz ha ido aumentando semana a semana. Pronto llegará la gran luz, Cristo, que con su claridad hará palidecer todas las demás. Pero ¿hemos encendido nosotros la luz en nuestro interior?; ¿en qué ocasiones concretas hemos sido luz para los demás, durante el adviento? Acerquémonos al Señor que viene con conciencia de que él puede liberarnos de todas nuestras esclavitudes, sacarnos de la mediocridad e igualar nuestras desigualdades. En silencio y en esta Eucaristía le decimos: ¡Ven, ven Señor, no tardes!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Las palabras de Dios a Natán –que nos narra el libro segundo de Samuel, nuestra primera lectura—son una profecía que anuncia la llegada del Mesías, de la estirpe de David. El tiempo de espera ya estaba abierto y se va a cumplir en los próximos días. Las promesas a David son promesas de Dios a la humanidad entera. Escuchemos
2.- San Pablo en su Carta a los Romanos, de donde está tomada la segunda lectura, hace referencia al tiempo de la promesa de la llegada del Mesías, revelación mantenida en “secreto durante siglos eternos”. Es el Evangelio de Jesús lo que esperaban esas generaciones anteriores a Cristo. Y también en estos días se nos va a manifestar. Escuchemos con atención
3.- San Lucas narra en su Evangelio la escena de la Anunciación. Es una de las mas bellas de toda la Escritura. Ahí se descubre de manera total el don de Dios de la libertad otorgado al hombre. El ángel pide permiso, de parte de Dios, a María para que se inicie la Redención. María da su consentimiento y la historia de la humanidad comienza. Por eso hoy honramos de una manera muy especial a María, la gran protagonista del Adviento. De pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio.
IV Domingo de Adviento
18 de diciembre de 2011
La oración de los fieles
CELEBRANTE
Junto con María vamos a proclamar las grandezas de Dios, y por su mediación ponemos en sus manos nuestras súplicas, con la seguridad de ser escuchados.
MADRE DEL ADVIENTO, ESPERAMOS A TU HIJO.
1.- Tú, María, que dijiste Sí a Dios desde lo más profundo de tu corazón, haz que tu Iglesia renueve su sí de fidelidad cada día sin importarle las consecuencias que de ello puedan derivarse.
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2.- Tú, María, que en silencio llevaste el peso de tu maternidad ante los juicios y las críticas de tus allegados, envía tu protección a los que sufren, a los que no se sienten comprendidos, a los que son objeto de malos entendidos para que se aclare su problema y vuelva a ellos la confianza perdida.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Tú, María, que anduviste un camino incierto por un mandato de Roma, ayúdanos en nuestro caminar con tantas piedras, tantos baches, tantas caídas, para que seamos fuertes y sigamos adelante sin desfallecer.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Tú, María, que fuiste madre en unas condiciones tan precarias, ayuda a todas las madres que se sienten solas y desprotegidas en ese momento tan especial, para que encuentren unos brazos abiertos que les ayuden a salir de esa situación.
OREMOS AL SEÑOR
5.- Tú, María que ayudaste a salvar al mundo desde la más férrea pobreza, ayúdanos a ser generosos y cariñosos con los pobres, los parados, los marginados de la sociedad y todos los que de una u otra forma se encuentran en una situación desafortunada y dolorosa.
OREMOS AL SEÑOR
6.-Tú María, que llevaste el anuncio del Señor a tu pariente Isabel, ayuda a la Obra Por Cristo…Mas, Mas, Mas para que esta continúe anunciando la Palabra de Tu Hijo, a todos los rincones de la tierra.
OREMOS AL SEÑOR
7.- Tú, María, para que contigo sintamos la cercanía del Señor que viene a salvarnos, a liberarnos y a consolarnos para que vivamos llenos de alegría, ayúdanos a mantenernos firmes en nuestro camino al encuentro definitivo.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Recibe nuestro agradecimiento, Señor Padre Nuestro, junto con María, la Madre de Tu Hijo, por la generosidad que has tenido mandando al mundo a tu propio Hijo para salvarnos. Queremos colaborar con Él en la tarea de la salvación.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
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