Ordinario de la Misa: Sábado III Semana de Adviento. Ciclo B. 17 de Diciembre, 2011
Ven, Señor, rey de justicia y de paz
Feria de Adviento: día 17
Que bendigan al Señor eternamente
Antífona de Entrada
Alégrense los cielos y regocíjese la tierra, porque vendrá el Señor y tendrá misericordia de sus pobres.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, creador y redentor de los hombres, que quisiste que tu Verbo eterno tomara carne en el seno de la siempre Virgen María, escucha nuestras súplicas y concédenos que tu Hijo, que ha tomado nuestra naturaleza humana, nos haga participantes de su naturaleza divina.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis
(49, 2. 8-10)
En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así:
“Acérquense y escúchenme, hijos de Jacob; escuchen a su padre, Israel. A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos; se postrarán ante ti los hijos de tu padre.
Cachorro de león eres, Judá:
has vuelto de matar la presa, hijo mío, y te has echado a reposar, como un león. ¿Quién se atreverá a provocarte?
No se apartará de Judá el cetro, ni de sus descendientes, el bastón de mando, hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos le deben obediencia”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 71
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Justicia y paz ofrecerán al pueblo las colinas y los montes. El rey hará justicia al oprimido y salvará a los hijos de los pobres.
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra.
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Que bendigan al Señor eternamente y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.
Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Sabiduría del Altísimo, que dispones todas las cosas con fortaleza y con suavidad, ven a enseñarnos el camino de la vida.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (1, 1-17)
Gloria a ti, Señor.
Genealogía de Jesucristo,hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
El evangelista Mateo presenta hoy una espléndida lista de los antepasados de Jesús. Se trata de un ejercicio en el que confluyen teología e historia. Ésta es la comprensión que hacen las primeras comunidades cristianas: Si Jesús es tan importante, lo lógico es vincular sus origines a una cadena de personas muy importantes para el pueblo.
Este árbol genealógico vincula a Jesús con quienes han configurado la historia de su pueblo, patriarcas, reyes, sacerdotes, profetas; también mujeres extranjeras y profetas populares. Es una relectura de la historia del pueblo de Israel, que desemboca en Jesús, el Mesías.
Es importante observar que en los antepasados de Jesús tienen cabida personas que han sido instrumentos para realizar la voluntad de Dios; ése es carácter teológico de este relato. Si no lo vemos así, fácilmente podemos llegar a pensar que se trata de una cadena histórica de muchos hombres poderosos, con poca participación de la mujer. Sin embargo es en una mujer, María, en la que converge y tiene desenlace toda esta historia.
Hoy estamos invitados por la Palabra de Dios a recuperar la memoria. Seguramente en nuestra comunidad han existido hombres y mujeres muy valiosos que han sido testimonio de auténtico compromiso cristiano.
Oración sobre las Ofrendas
Santifica, Señor, los dones de tu Iglesia y concédenos en esta Eucaristía el pan del cielo que renueva nuestras fuerzas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Adviento IV
María, nueva Eva
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el misterio de la Virgen Madre.
Porque, si del antiguo adversario nos vino la ruina, en el seno virginal de la hija de Sión ha germinado aquel que nos nutre con el pan de los ángeles, y ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María.
En ella, madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva.
Así, donde había crecido el pecado, se ha desbordado tu misericordia en Cristo, nuestro salvador.
Por eso nosotros, mientras esperamos la venida de Cristo, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
He aquí que vendrá el deseado de todas las naciones, y la casa del Señor se llenará de gloria.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, enciende, Señor, nuestros corazones con el fuego de tu Espíritu, a fin de que podamos brillar, por nuestras buenas obras, cuando venga Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
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