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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Evangelio del Jueves III Semana de Adviento. Ciclo B. 15 de diciembre, 2011

Evangelio del Jueves III Semana de Adviento. Ciclo B. 15 de diciembre, 2011
Lectura del Santo Evangelio, según San Lucas 7,24-30
Gloria a ti, Señor
Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con lujo? Los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti." Os digo que entre los nacidos de mujer nadie es más grande que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él."
Al oírlo, toda la gente, incluso los publicanos, que habían recibido el bautismo de Juan, bendijeron a Dios. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de Dios para con ellos.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Comentario:
El evangelio de Lucas que leemos hoy resulta muy oportuno para revisar nuestra capacidad de contemplar y para aprender de quienes viven su compromiso cristiano con autenticidad y alegría.
Jesús pregunta a los espectadores qué salieron a ver cuando vino Juan. ¿Un hombre poderoso, lleno de lujos, o un profeta? Así exalta el profetismo de Juan y la coherencia de su predicación. Los poderosos están en sus palacios, cegados por sus lujos y comodidades; no pueden ver y sentir el dolor de los pobres. Por eso no asumieron el bautismo de Juan; por el contrario, se sintieron criticados y confrontados por él. Para ellos la salida más expedita es quitar a Juan del camino con el uso de la fuerza.
La propuesta de conversión de Juan está en la base del proyecto de Dios. Ninguna justicia se podrá alcanzar mientras las posturas del corazón no cambien; y ese era precisamente el centro de la predicación de Juan. La relación entre Juan y Jesús convergen en la práctica de la justicia como muestra del amor. El proyecto de Jesús se nutre del profetismo del Bautista.
Hoy el evangelio nos interpela a traer a la memoria y al corazón a hombres y mujeres que en nuestras comunidades y en la sociedad dan testimonio de vida en su lucha por la justicia, la paz y la defensa de la creación: Gracias al Espíritu, en todo tiempo y lugar hay personas sensibles y comprometidas, auténticos profetas, que empujan la historia hacía el Reino de Dios.

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