Evangelio del Martes III Semana de Adviento. Ciclo B. 13 de diciembre, 2011
Lectura del Santo Evangelio, según San Mateo 21,28-32
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero."
Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis."
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Comentario:
El evangelio de hoy es un claro llamado de atención sobre la forma cómo estamos viviendo nuestra fe, como cristianos en un mundo cada vez más exigente de compromisos solidarios.
El relato es una parábola en la que dos hijos muestran comportamientos diferentes ante los pedidos del padre. El primero dijo que no; sin embargo, se arrepintió; mientras el segundo, que había dicho que sí, no fue. Jesús llama la atención sobre este comportamiento, pues en asuntos de fe muchas personas en tiempos de Jesús se consideraban cumplidoras de la voluntad de Dios, porque eran practicantes de todos los preceptos religiosos; sin embargo eran duros para servir al prójimo. Estaban seguros de que su religiosidad los salvaría. Por otra parte, personas tenidas por pecadoras, como los cobradores de impuestos y las prostitutas, se habían convertido con el anuncio de Juan, y su conversión era una muestra de fe sincera.
Hoy en día también hay múltiples formas de ser ante las exigencias del evangelio; hay muchas expresiones religiosas, con personas muy atentas y puntuales en el culto. Pero hacer la voluntad de Dios en un mundo como el nuestro supera las prácticas culturales. Hoy son necesarios testigos con acciones solidarias, a favor de la vida de los marginados.
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