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jueves, 26 de enero de 2012

Evangelio del Viernes III Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 27 de Enero, 2012

Evangelio del Viernes III Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 27 de Enero, 2012
Lectura del Santo Evangelio, según San Marcos 4,26-34
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega."
Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Comentario:
El utilitarismo y el “eficacismo” amenazan con frecuencia nuestro apostolado y nuestra pastoral. Caemos frecuentemente en la tentación de recurrir a planificaciones estratégicas en las que calculamos los resultados de acuerdo con nuestros esfuerzos, quitándole así espacio a la gratuidad y a la incertidumbre. La planificación pastoral es necesaria, pero ha de hacerse según el espíritu del evangelio: hacer el mayor esfuerzo con los recursos más eficaces, pero la fructificación se deja en manos de Dios. Algunas veces obtendremos un éxito inesperado; pero casi siempre nos fatigaremos enormemente sin recibir el resultado esperado. En todo caso, una vez hecho nuestro esfuerzo, deberemos confiar los resultados a la bondad y sabiduría de Dios. Las dos parábolas nos hablan del tiempo y de la espera. El tiempo de esperanza activa en la que se cuida el cultivo y se espera la cosecha. El tiempo que necesita la mostaza para convertirse en una frondosa hortaliza, dispuesta a acoger aves que vienen de lejos y no tienen hogar. Lo mismo ocurre en nuestra vida. Hacemos grandes esfuerzos, mas sin los resultados esperados; pero, si hacemos todo según el espíritu de Jesús, sabremos hasta dónde llegamos nosotros, y nos sorprenderemos de ver hasta dónde alcanza Dios.

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