Ordinario de la Misa: Miércoles III Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 25 de Enero, 2012
Fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol
Finaliza la semana de oración por la unidad de los cristianos
Que alaben al Señor todas las naciones
Vayan por el mundo y prediquen el evangelio
Antífona de Entrada
Yo sé en quien tengo puesta mi confianza y estoy convencido de que el Señor, justo juez, me dará la recompensa el día de su venida.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra de tu apóstol Pablo, cuya conversión conmemoramos hoy; haz que nos convirtamos a ti para dar, así, al mundo un testimonio de tu verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles (22, 3-16)
En aquellos días, Pablo dijo al pueblo: “Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié aquí, en Jerusalén; fui alumno de Gamaliel y aprendí a observar en todo su rigor la ley de nuestros padres y estaba tan lleno de fervor religioso, como lo están ustedes ahora.
Perseguí a muerte a la religión cristiana, encadenando y metiendo en la cárcel a hombres y mujeres, como pueden atestiguarlo el sumo sacerdote y todo el consejo de los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco y me dirigí hacia allá en busca de creyentes para traerlos presos a Jerusalén y castigarlos.
Pero en el camino, cerca ya de Damasco, a eso del mediodía, de repente me envolvió una gran luz venida del cielo; caí por tierra y oí una voz que me decía:
‘Saulo,Saulo, ¿por qué me persigues?’
Yo le respondí: ‘Señor, ¿quién eres tú?’
El me contestó:
‘Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues’. Los que me acompañaban vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. Entonces yo le dije:
‘¿Qué debo hacer, Señor?’
El Señor me respondió:
‘Levántate y vete a Damasco; allá te dirán todo lo que tienes que hacer’.
Como yo no podía ver, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano hasta Damasco. Allí, un hombre llamado Ananías, varón piadoso y observante de la ley, muy respetado por todos los judíos que vivían en Damasco, fue a verme, se me acercó y me dijo:
‘Saulo, hermano, recobra la vista’. Inmediatamente recobré la vista y pude verlo.
El me dijo: ‘El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conocieras su voluntad, vieras al Justo y escucharas sus palabras, porque deberás atestiguar ante todos los hombres lo que has visto y oído. Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo, reconoce que Jesús es el Señor y queda limpio de tus pecados’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial Salmo 116
Vayan por todo el mundo
y prediquen el Evangelio.
Que alaben al Señor todas las naciones, que lo aclamen todos los pueblos.
Vayan por todo el mundo
y prediquen el Evangelio.
Porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.
Vayan por todo el mundo
y prediquen el Evangelio.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (16, 15-18)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
“Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Debemos entender la conversión como un cambio de mentalidad. De hecho, la palabra griega equivalente significa literalmente “transformar la mente” para creer en el evangelio. Sin ese cambio de mentalidad, el evangelio es una locura o una necedad, como lo dice el mismo Pablo. Si estamos completamente alienados por los valores del mundo presente no podremos aceptar la libertad y la verdad de Jesús. O, a todo más, las veremos como algo que le queda bien a él, pero no a las personas que hoy lo siguen. La conversión de Pablo recorre ese mismo camino. Él es un fanático religioso, con educación superior y con todos los medios para llegar a ser un personaje famoso dentro de sus copartidarios; sin embargo, se ve contrariado por el llamado de Jesús, que lo invita a abandonar todo para abrazar el evangelio. Su cambio es tan radical que incluso hoy nos desconcierta. Nosotros, como Pablo, nos aferramos a los valores del mundo presente, incluso a aquellos que consideramos más legitimados por la costumbre religiosa, pero debemos preguntarnos si esos puntos de referencia y esos valores coinciden con la simple y demoledora exigencia del evangelio: el amor y la justicia.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Celebrante:
Hermanos, oremos a Dios, que transformó el corazón de san Pablo y lo hizo testigo y maestro de gentiles, y digamos:
Danos tu luz y tu verdad.
Por la Iglesia del Tercer Milenio cristiano: para que el celo apostólico que mantuvo a Pablo en el anuncio entusiasta del Evangelio se avive en ella y en cada uno de los cristianos.
Oremos al Señor.
Danos tu luz y tu verdad.
Por los que buscan al Señor por caminos de verdad o por caminos equivocados: para que Él les conceda la luz y la sabiduría.
Oremos al Señor.
Danos tu luz y tu verdad.
Por los que persiguen a Jesucristo en sus discípulos: para que Él mismo les salga al encuentro, convierta sus corazones y los transforme en testigos de su mensaje.
Oremos al Señor.
Danos tu luz y tu verdad.
Por los cristianos: para que Jesucristo, que fascinó a Pablo y transformó su vida, atraiga con su amor a muchos jóvenes y los envíe a anunciar el Evangelio.
Oremos al Señor.
Danos tu luz y tu verdad.
Por los que no tienen trabajo, los que huyen de sus países, los que son perseguidos, los que viven sin esperanzas: para que experimenten la fortaleza del Espíritu Santo y descubran a Jesús presente en sus vidas.
Oremos al Señor.
Danos tu luz y tu verdad.
Por los que celebramos nuestra fe en esta Eucaristía: para que seamos, como San Pablo, instrumentos del Evangelio y demos a conocer a Jesucristo con nuestras vidas.
Oremos al Señor.
Danos tu luz y tu verdad.
Celebrante:
Recibe, Padre, las oraciones que en la fiesta de tu apóstol san Pablo te presentamos y haz que como él seamos testigos fieles de tu amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Por este sacrificio eucarístico que vamos a ofrecerte, concédenos, Señor, que el Espíritu Santo nos ilumine con aquella misma fe que impulsó siempre a san Pablo a la predicación de tu Evangelio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los Apóstoles I
Los apóstoles, pastores del
pueblo de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno.
Porque no abandonas a tu rebaño, sino que lo cuidas continuamente por medio de los santos Apóstoles, para que sea gobernado por aquellos mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta comunión avive, Señor, en nosotros el amor incansable que impulsó a san Pablo a consagrarse al servicio de toda la Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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