Evangelio del Martes IX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 08 de marzo 2011.
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (12, 13-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues, a él y le dijeron:
“Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?”
Jesús, notando su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea”. Se la trajeron y él les preguntó:
“¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?” Le contestaron: “Del César”.
Entonces les respondió Jesús:
“Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Y los dejó admirados.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Tenemos la costumbre de tomar decisiones muchas veces tirando una moneda a cara o cruz. Para Jesús la moneda del emperador también tiene cara y cruz. Cara: la del imperio, del mercado, del lucro, de la explotación de los más débiles. Cruz: el sufrimiento del pueblo. Los dirigentes de Israel le estaban entregando al emperador la vida del pueblo de Dios, para conservar sus privilegios. Se habían hecho sus dueños y lo habían convertido en mercancía, al más puro estilo del mercado neoliberal globalizado de hoy. Jesús no cae en la trampa de sus adversarios: Si dice sí, lo acusarán de traición frente al pueblo; si dice no, lo acusarán a los romanos de agitador, que aconseja no pagar el impuesto al César. Jesús les dice: Devuélvanle a Dios lo más querido para él: su pueblo, y den al César sus lucros, ambiciones y ansias de poder. A Dios lo que es de Dios y al ídolo lo que es del ídolo. -- ¿Y nosotros, no seguimos jugando con las cosas de Dios de acuerdo con nuestras conveniencias? ¿Y hoy, en el Día Internacional de la Mujer, se le reconocerán a ella los derechos que su dignidad merece o seguirá siendo mercancía, como lo era el pueblo en manos de los dirigentes del Templo?
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