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domingo, 6 de marzo de 2011

Lecturas del Lunes IX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 07 de marzo 2011

Primera Lectura
Lectura del Libro de Tobías 1,3;2,1b-8
Tobit procedía con sinceridad
Yo, Tobit, procedí toda mi vida con sinceridad y honradez, e hice muchas limosnas a mis parientes y compatriotas deportados conmigo a Nínive de Asiria.
En nuestra fiesta de Pentecostés, la fiesta de las Semanas, me prepararon una buena comida. Cuando me puse a la mesa, llena de platos variados, dije a mi hijo Tobías: "Hijo, anda a ver si encuentras a algún pobre de nuestros compatriotas deportados a Nínive, uno que se acuerde de Dios con toda el alma, y tráelo para que coma con nosotros. Te espero, hijo, hasta que vuelvas." Tobías marchó a buscar a algún israelita pobre y, cuando volvió, me dijo: "Padre." Respondí: "¿Qué hay, hijo?" Repuso: "Padre, han asesinado a un israelita. Lo han estrangulado hace un momento, y lo han dejado tirado ahí, en la plaza." Yo pegué un salto, dejé la comida sin haberla probado, recogí el cadáver de la plaza y lo metí en una habitación para enterrarlo cuando se pusiera el sol. Cuando volví, me lavé y comí entristecido, recordando la frase del profeta Amós contra Betel: "Se cambiarán vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegías." Y lloré. Cuando se puso el sol, fui a cavar una fosa y lo enterré.
Los vecinos se me reían: "¡Ya no tiene miedo! Lo anduvieron buscando para matarlo por eso mismo, y entonces se escapó; pero ahora ahí lo tenéis, enterrando muertos."
Palabra de Dios
Te Alabamos Señor
Salmo responsorial: 111
Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso quien teme al Señor / y ama de corazón sus mandatos. / Su linaje será poderoso en la tierra, / la descendencia del justo será bendita.

R. Dichoso quien teme al Señor.

En su casa habrá riquezas y abundancia, / su caridad es constante, sin falta. / En las tinieblas brilla como una luz / el que es justo, clemente y compasivo.

R. Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso el que se apiada y presta, / y administra rectamente sus asuntos. / El justo jamás vacilará, / su recuerdo será perpetuo.

R. Dichoso quien teme al Señor.

Evangelio
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 12,1-12
Gloria a Ti Señor
Agarraron al hijo querido, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: "Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a éste lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon o los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: "Éste es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia." Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Que hará el dueño de la viña? Acabará con los ladrones y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"?"
Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.
Palabra del Señor
Gloria a Ti Señor Jesús
Reflexión:
En esta parábola durísima, Jesús llama asesinos a los dirigentes religiosos. Se lo merecían. Estaban asesinando al pueblo con leyes y decretos que lo inmovilizaban, fanatizaban, le lavaban el cerebro, le encorvaban cruelmente. La Ley y el Templo se habían trasformado en verdaderas sanguijuelas que chupaban la sangre del cuerpo y del alma de los pobres, sus víctimas. A lo largo de la historia habían matado a los profetas, portavoces del Dios Liberador de los pobres. Ahora quieren matar a Jesús, el heredero. Pero Jesús es la piedra angular, la que sostiene el edificio. Y en esta piedra tropezaron, porque, aunque ellos de hecho lo asesinaron en la cruz, el Padre Dios lo resucitó de entre los muertos y lo restableció a la vida para siempre. A él primero, y con él a todas las víctimas de todos los sistemas asesinos de todos los tiempos a causa de la fe. Pidamos al Señor que sepamos hacer de Jesús la piedra angular, la viga central del edificio de nuestras vidas; que sea nuestro sostén todos los días y en todas las opciones de nuestra vida.

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