Ordinario de la Misa: Sábado XXVI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 01 de Octubre, 2011
Memoria de Santa Teresa del Niño Jesús
Virgen y Doctora de la Iglesia
El Señor jamás desoye al pobre
Antífona de Entrada
El Señor fijó su mirada en ella, la instruyó y la cuidó como a la niña de sus ojos. El Señor la condujo, como el águila que despliega sus alas para llevar a sus polluelos.
Oración Colecta
Oremos:
Dios y Padre nuestro, que tienes abiertas las puertas de tu Reino para los humildes y sencillos de corazón, ayúdanos a llegar a ti, a ejemplo de santa Teresa del Niño Jesús, por el camino de la fidelidad en las cosas pequeñas y el cumplimiento de los deberes diarios.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Baruc (4, 5-12. 27-29)
“¡Animo!, pueblo mío, tú que llevas el nombre de Israel. Ustedes fueron vendidos a los paganos, pero no para ser destruidos; por haber provocado la ira de Dios fueron entregados a sus enemigos. Provocaron la indignación de su Creador, ofreciendo sacrificios a los ídolos y no a Dios; han olvidado al Dios eterno, que los alimentó, y han entristecido a Jerusalén, que los crió.
Cuando Jerusalén vio venir sobre ustedes la ira de Dios, dijo:
‘Escuchen, ciudades vecinas de Sión: Dios ha mandado sobre mí una gran desgracia: he visto que desterraban a mi pueblo, a mis hijos e hijas, por orden del Eterno. Yo los había criado con júbilo y los he dejado partir con llanto. Que nadie vuelva a alegrarse conmigo, porque soy viuda y estoy abandonada.
Por los pecados de mis hijos me encuentro sola, pues se apartaron de la ley de Dios’. Pero tengan ánimo, hijos míos, e invoquen al Señor, porque el que les envió estas desgracias se acordará de ustedes.
Así como un día se empeñaron en alejarse de Dios, así vuélvanse ahora a él y búsquenlo con mucho mayor empeño, pues el que les mandó todas estas desgracias les dará también con su salvación la eterna alegría”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 68
El Señor jamás desoye
al pobre.
Se alegrarán al ver al Señor los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se encuentra encadenado.
El Señor jamás desoye
al pobre.
Ciertamente el Señor salvará a Sión, reconstruirá a Judá; la heredarán los hijos de sus siervos, quienes aman a Dios la habitarán.
El Señor jamás desoye
al pobre.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (10, 17-24)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús:
“Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”.
El les contestó:
“Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les sometan. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo”.
En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por que has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla!
¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Jesús, después de recibir de vuelta a los setenta y dos, se alegra de que Dios haya mostrado todas esas verdades a los sencillos. Pero, ¿quiénes sino los sencillos podrían tener el corazón presto a recibir el mensaje?
Los grandes dignatarios están ocupados en mantener sus asuntos del estado terrenal pasando por encima de la dignidad de sus súbditos; los que se dicen sabios se preocupan de mantener su distancia del común de los humanos, de modo que sus conocimientos sean su secreto y su fama; los ricos terratenientes se preocupan de cuántos graneros necesitan construir y cuántos asalariados mal pagados harán el trabajo.
Sin embargo, el ser humano que no se afana en lo terreno, que está liberado de las anclas del tener, poseer o parecer, escucha y ve lo que los profetas y reyes quisieron ver y escuchar y no vieron ni escucharon.
Porque lo importante, lo que todos desean poder encontrar es la salvación que viene de la capacidad de percibir las huellas del paso de Dios en sus vidas y en la historia, y la posibilidad de estar listos a responder al llamado, dando testimonio de los dones recibidos.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio de alabanza que vamos a ofrecerte en esta festividad de santa Teresa del Niño Jesús, y concédenos que también nuestra vida sea agradable a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Santas Vírgenes
y Santos Religiosos
La vida consagrada a Dios es un
signo del Reino de los cielos
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra. Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo nuestro Señor.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
A menos que cambiéis y os hagáis tan sencillos como niños, no entraréis al Reino de los cielos, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que esta sagrada comunión encienda en nosotros aquel amor que inspiró a santa Teresa del Niño Jesús el deseo de ofrecerte su vida por la salvación de todos los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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