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miércoles, 12 de octubre de 2011

Evangelio del Jueves XXVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 13 de octubre, 2011

Evangelio del Jueves XXVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 13 de octubre, 2011
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (11, 47-54)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: “¡Ay de ustedes, que les construyen sepulcros a los profetas que los padres de ustedes asesinaron! Con eso dan a entender que están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y ustedes les construyen el sepulcro.
Por eso dijo la sabiduría de Dios: Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y los perseguirán, para que así se le pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar. Sí, se lo repito:
a esta generación se le pedirán cuentas.
¡Ay de ustedes, doctores de la ley, porque han guardado la llave de la puerta del saber! Ustedes no han entrado, y a los que iban a entrar les han cerrado el paso”.
Luego que Jesús salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente con muchas preguntas y a ponerle trampas para ver si podían acusarlo con alguna de sus propias palabras.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Ayer decíamos que la ley que Dios había dado para el bien y la salvación del ser humano, ellos, los fariseos y maestros de la ley, la convirtieron en una carga insoportable, debido a su doctrina. Pusieron la ley como único absoluto.
Recordemos que las comunidades primitivas cristianas compartían hasta cierto punto el mismo espacio y las mismas instituciones religiosas del judaísmo. La gran dificultad para estos primeros creyentes cristianos fue establecer hasta qué punto la normativa religiosa judía les obligaba también a ellos.
Jesús nos muestra la posición que debemos adoptar: no se puede, sin perjudicar a las conciencias y sin desdibujar la auténtica imagen del Dios de la justicia, hacer de la norma algo absoluto. Tampoco se puede poner la ley por encima del ser humano, haciendo de él un ser deshumanizado y deshumanizante.
Convendría que nos pudiéramos confrontar diariamente con este texto, para dejarnos interpelar por Jesús. Seguramente tendríamos que reconocer que en muchas de nuestras palabras nos encontramos involucrados en las mismas actitudes de los fariseos frente a la ley, en tiempos de Jesús.
Palabra del Señor
Gloria ti, Señor Jesús

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