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viernes, 14 de octubre de 2011

Ordinario de la Misa: Sábado XVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 15 de Octubre, 2011

Ordinario de la Misa: Sábado XVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 15 de Octubre, 2011
Memoria de santa Teresa de Ávila
Virgen y Doctora de la Iglesia
El Señor nunca olvida sus promesas
Antífona de Entrada
Como la cierva busca el agua de los ríos, así, cansada mi alma, te busca a ti, Dios mío.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que por medio de tu Espíritu impulsaste a santa Teresa de Ávila a renovar en la Iglesia la vida religiosa, concédenos, por su intercesión, un ardiente deseo de renovar nuestra vida cristiana y de servirte con alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos
(4, 13. 16-18)
Hermanos: La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación obtenida mediante la fe.
En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda asegurada la promesa para todos sus descendientes, no sólo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los que tienen la fe de Abraham. Entonces, él es padre de todos nosotros, como dice la Escritura: Te he constituido padre de todos los pueblos.
Así pues, Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios en quien creyó y que da la vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que todavía no existen.
El, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido:
Así de numerosa será tu descendencia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 104
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos.
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera.
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Se acordó de la palabra sagrada que había dado a su siervo, Abraham, y sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo.
El Señor nunca olvida
sus promesas.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
El Espíritu de verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (12, 8-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios; pero a aquel que me niegue ante los hombres, yo lo negaré ante los ángeles de Dios.
A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
En la persecución y en la dificultad, los discípulos tendrán que dar testimonio de su fe. Así lo experimentaba la iglesia primitiva, que desde el principio encontraba su fuerza en el Espíritu. En este contexto, las palabras de Jesús sobre la blasfemia contra el Espíritu Santo pueden entenderse como una invitación a no abandonar la fe ante las persecuciones.
A quien no ha comprendido la realidad humano-divina de Jesús, se le puede perdonar, porque todavía tiene posibilidad de cambiar, pero quien insulta al Espíritu Santo no tiene perdón.
Jesús nos prepara psicológicamente y nos advierte que el seguimiento y el ejercicio de la misión no estarán exentos de persecución. Esto no debería asustarnos, ya que cada uno tiene muy presente la promesa de que quien nos envía nos ayudará en el momento de la prueba.
En tiempos de duda y de desconfianza, los cristianos debemos tener conciencia de la presencia constante de Dios en nuestras vidas. En él debemos poner toda nuestra esperanza.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos y concédenos celebrar esta Eucaristía, con el mismo fervor con que santa Teresa de Ávila se consagró a tu Hijo y al servicio de la Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Santas Vírgenes
y Santos Religiosos
La vida consagrada a Dios es un
signo del Reino de los cielos
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a los santos que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo nuestro Señor.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Cantaré tus misericordias, Señor, eternamente y proclamaré tu fidelidad de generación en generación.

Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú, que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, concédenos, Señor, que, a ejemplo de santa Teresa de Ávila, no nos cansemos nunca de cantar las maravillas de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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