Evangelio del Sábado XVIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 15 de octubre, 2011
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (12, 8-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios; pero a aquel que me niegue ante los hombres, yo lo negaré ante los ángeles de Dios.
A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
En la persecución y en la dificultad, los discípulos tendrán que dar testimonio de su fe. Así lo experimentaba la iglesia primitiva, que desde el principio encontraba su fuerza en el Espíritu. En este contexto, las palabras de Jesús sobre la blasfemia contra el Espíritu Santo pueden entenderse como una invitación a no abandonar la fe ante las persecuciones.
A quien no ha comprendido la realidad humano-divina de Jesús, se le puede perdonar, porque todavía tiene posibilidad de cambiar, pero quien insulta al Espíritu Santo no tiene perdón.
Jesús nos prepara psicológicamente y nos advierte que el seguimiento y el ejercicio de la misión no estarán exentos de persecución. Esto no debería asustarnos, ya que cada uno tiene muy presente la promesa de que quien nos envía nos ayudará en el momento de la prueba.
En tiempos de duda y de desconfianza, los cristianos debemos tener conciencia de la presencia constante de Dios en nuestras vidas. En él debemos poner toda nuestra esperanza.
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