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lunes, 19 de diciembre de 2011

Ordinario de la Misa: Martes IV Semana de Adviento. Ciclo B. 20 de Diciembre, 2011

Ordinario de la Misa: Martes IV Semana de Adviento. Ciclo B. 20 de Diciembre, 2011
Ya llega el Señor, el rey de la gloria
Feria de Adviento: día 20
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene
Antífona de Entrada
Un retoño brotará del tronco de Jesé, la gloria del Señor llenará la tierra y toda creatura verá la salvación de Dios.
Oración Colecta
Oremos:
A ejemplo de la Virgen Inmaculada que, al aceptar tu voluntad, anunciada por el ángel, recibió en su seno a tu Hijo, fue llena de la gracia del Espíritu Santo y se convirtió en templo de la divinidad, concédenos, Padre todopoderoso, la gracia de aceptar tus designios con humildad de corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (7, 10-14)
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: “Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto”. Contestó Ajaz:
“No la pediré. No tentaré al Señor”.
Entonces dijo Isaías:
“Oye, pues, casa de David:
¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios?
Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal:
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 23
Ya llega el Señor,
el rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
Ya llega el Señor,
el rey de la gloria.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso.
Ya llega el Señor,
el rey de la gloria.
Ese obtendrá la bendición de Dios y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob.
Ya llega el Señor,
el rey de la gloria.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Llave de David, que abres las puertas del Reino eterno, ven a librar a los que yacen oprimidos por las tinieblas del mal.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (1, 26-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel:
“¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?”
El ángel le contestó:
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”.
María contestó:
“Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”.
Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
En estos días de adviento, María, la Madre de Jesús, es una persona clave para entender por dónde transita el plan de Dios. En la disponibilidad de María, los creyentes encontramos un modelo de discipulado.
El anuncio del ángel a María acontece a través de un diálogo, entre ella y un mensajero de Dios. A diferencia del anuncio a Zacarías, el encuentro se da fuera del templo y con una persona humilde, lejos de toda dignidad sacerdotal. María, una mujer joven, sin esposo, oriunda de Nazaret, es el medio elegido por Dios para la encarnación de su Hijo, lo que significa que los pobres son los elegidos para realizar el proyecto liberador de Dios.
Los temores de María son normales; ella podría caer en manos de los legalistas, que la pueden apedrear por su embarazo antes del matrimonio; sin embargo, ella dice sí, está dispuesta a correr todos los riesgos. La respuesta incondicional de María la convierte en discípula, ya que sabe distinguir la voz de Dios, la escucha atentamente y la pone por obra. En ese sentido participa plenamente del proyecto de la salvación.
Oración sobre las Ofrendas
Oremos:
Acepta, Señor, el único sacrificio que puede agradarte y, por nuestra participación en este sacramento, concédenos los bienes que la fe nos invita a esperar.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Adviento II
La doble espera de Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. A quien todos los profetas anunciaron y la Virgen esperó con inefable amor de madre; Juan lo proclamó ya próximo y lo señaló después entre los hombres.
El es quien nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Dijo el ángel a María: Has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir y a dar a luz un hijo, y será llamado Hijo del Altísimo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Protege, Señor, con tu poder a cuantos has alimentado con esta Eucaristía, y haz que encuentren en este sacramento la fuente de la paz verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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