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lunes, 19 de marzo de 2012
Evangelio Miércoles IV Semana de Cuaresma. Ciclo B. 21 de Marzo, 2012
Evangelio Miércoles IV Semana de Cuaresma. Ciclo B. 21 de Marzo, 2012
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (5, 17-30)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos (que lo perseguían por hacer curaciones en sábado):
“Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo”. Por eso los judíos buscaban con mayor empeño darle muerte, ya que no sólo violaba el sábado, sino que llamaba Padre suyo a Dios, igualándose así con Dios.
Entonces Jesús les habló en estos términos: “Yo les aseguro:
El Hijo no puede hacer nada por su cuenta y sólo hace lo que le ve hacer al Padre; lo que hace el Padre también lo hace el Hijo. El Padre ama al Hijo y le manifiesta todo lo que hace; le manifestará obras todavía mayores que éstas, para asombro de ustedes.
Así como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a quien él quiere dársela. El Padre no juzga a nadie, porque todo juicio se lo ha dado al Hijo, para que todos honren al Hijo, como honran al Padre. El que no honra al Hijo tampoco honra al Padre.
Yo les aseguro que, quien escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado en el juicio, porque ya pasó de la muerte a la vida.
Les aseguro que viene la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la hayan oído vivirán. Pues así como el Padre tiene la vida en sí mismo, también le ha dado al Hijo tener la vida en sí mismo; y le ha dado el poder de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que yacen en la tumba oirán mi voz y resucitarán: los que hicieron el bien para la vida; los que hicieron el mal, para la condenación. Yo nada puedo hacer por mí mismo. Según lo que oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
La misión de Jesús es realizar la voluntad del Padre. Las acciones de Jesús están inspiradas y legitimadas por la acción continua del Padre: crear, salvar (redimir, liberar) y santificar. En crear, salvar y santificar se manifiesta el amor de Dios. Y Jesús vino a hacer visible, tangible y posible el amor de Dios en medio de la humanidad. La voluntad de Dios es que “todos los seres humanos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” y ésa es la misión permanente de Jesús. Es precisamente lo que no podían comprender los dirigentes religiosos judíos: ¿cómo es posible que Jesús se atreva a llamar Padre (Abba, papito) a Dios, con una confianza tal que les sonaba a blasfemia, es decir, a grave ofensa a Dios? ¿Cómo es posible que se atreva a afirmar que él sabe lo que piensa, siente y hace Dios, y, más aún, que él piensa, siente y actúa como el Padre Dios? – Pero también los creyentes, seguidores de Jesús, estamos llamados a realizar en todo la voluntad de Dios. Ésa es, precisamente, nuestra misión en medio de la vida presente. Estamos llamados a prolongar la misión salvífico-liberadora de Jesús en nuestra historia.
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