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jueves, 22 de marzo de 2012
Ordinario de la Misa: Sábado IV Semana de Cuaresma. Ciclo B. 24 de Marzo, 2012
Ordinario de la Misa: Sábado IV Semana de Cuaresma. Ciclo B. 24 de Marzo, 2012
En ti, Señor, me refugio
Feria de la 4a. semana de Cuaresma
Alabaré al Señor por su justicia
Antífona de Entrada
Oleaje de muerte me envolvía, torrentes destructores me aterraban; pero en mi angustia invoqué al Señor y él escuchó mi voz desde su templo.
Oración Colecta
Oremos:
Que tu amor misericordioso dirija siempre, Señor, nuestros deseos y actividades, ya que sin tu ayuda no podemos agradarte.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Jeremías (11, 18-20)
En aquel tiempo, dijo Jeremías:
“El Señor me instruyó y yo comprendí; él me explicó lo que hacían. Yo era como un manso cordero que es llevado a degollar, y no sabía lo que tramaban contra mí, diciendo: ‘Talemos el árbol en su pleno vigor, arranquémoslo de la tierra de los vivos y que su nombre no se pronuncie más’.
Ahora tú, Señor de los ejércitos, justo juez, que sondeas lo más íntimo del corazón, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 7
En ti, Señor, me refugio.
En ti, Dios mío, me refugio: de mis perseguidores, sálvame. No permitas que algunos, como fieras, me destrocen y nadie me rescate.
En ti, Señor, me refugio.
Tú que llegas, Señor, a lo más hondo del corazón humano, tú júzgame, Señor, según mis méritos; conforme a mi inocencia, da tu fallo. Apoya al hombre recto, pon fin a la maldad de los malvados.
En ti, Señor, me refugio.
Tengo mi escudo en Dios, que salva a los de recto corazón. Alabaré al Señor por su justicia y cantaré el nombre del Altísimo.
En ti, Señor, me refugio.
Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto.
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (7, 40-53)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir:
“Este es verdaderamente el profeta”. Otros afirmaban:
“Este es el Mesías”. Otros, en cambio, decían: “¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?” Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: “¿Por qué no lo han traído?” Ellos respondieron: “Nadie ha hablado nunca como ese hombre”.
Los fariseos les replicaron:
“¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita”.
Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo:
“¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?”
Ellos le replicaron:
“¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta”. Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Jesús es causa de división y controversia, incluso para sus mismos adversarios. Su sabiduría, es decir, su coherencia de vida es tal que aun los que le desprecian y le persiguen quedan confundidos. El pueblo lo admira, los dirigentes lo temen, muchos lo evitan, porque sus palabras son fuertemente cuestionadoras, tocan fibras interiores, desbaratan falsas seguridades, derriban estructuras mentales que impiden que la verdad del evangelio se transparente. Cuando el mensaje testimoniado y vivido cabalmente por Jesús se asume con fidelidad y radicalidad, sucede lo mismo. Esto lo constatan los miles y miles de mártires y santos de la historia, particularmente de nuestra historia latinoamericana. – Hoy se necesitan hombres y mujeres que sean capaces de testimoniar, es decir, vivir con autenticidad el mensaje liberador de Jesús, aunque haya que pagar el precio de la persecución y el martirio. Oremos al Señor para que cada una de nuestras comunidades parroquiales y grupos eclesiales sean verdaderos focos de testimonio y profetismo, pues sólo así recobraremos la credibilidad que, ante tanta corrupción y abusos de poder, debemos crear en el pueblo de Dios. Seamos transparencia del crucificado-resucitado para que el evangelio vuelva a ser horizonte y sentido de vida para muchos hombres y mujeres de nuestra tierra.
Oración
sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación que vamos a ofrecerte y, con la fuerza de tu amor, doblega ante ti nuestras rebeldes voluntades.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Cuaresma III
Los frutos de la penitencia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido que en nuestras privaciones voluntarias encontremos un motivo para bendecirte, ya que nos ayudan a refrenar nuestras pasiones desordenadas y, al darnos ocasión de compartir nuestros bienes con los necesitados, nos hacen imitadores de tu generosidad.
Por eso, con todos los ángeles, te glorificamos y te aclamamosdiciendo:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Hemos sido rescatados con la Sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin defecto y sin mancha.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que tus sacramentos, Señor, nos purifiquen y nos hagan agradables a tus ojos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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