Ordinario de la Misa: Miércoles XXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 14 de Septiembre, 2011
Alabemos a Dios de todo corazón
Feria de la 24a. semana del Tiempo Ordinario
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida
Antífona de Entrada
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.
Oración Colecta
Oremos:
Señor nuestro, que prometiste venir y hacer tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos la rectitud y sinceridad de vida que nos hagan dignos de esa presencia tuya.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura de la carta de los
Números 21,4b-9
"Miraban a la serpiente de bronce y quedaban curados"
En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés:
- ¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
- Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió:
- Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 77
No olvidéis las acciones del Señor."
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado.
Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor.
Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza.
Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan 3,13-17
Gloria a ti, Señor.
"Tiene que ser elevado el Hijo del hombre"
Lectura del santo evangelio según san Juan
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
- Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
En este día la iglesia nos invita a meditar el misterio de la cruz, desde la perspectiva de Jesús, el Hijo del Hombre, figura recurrente en el evangelio de Juan.
Este texto es parte de lo que se ha llamado el “Libro de los signos”, dentro de la estructura del Evangelio de Juan. De manera más cercana es parte del diálogo entre Jesús y Nicodemo. Jesús da respuesta a quien se siente interesado por su proyecto, aunque éste todavía no ha sido capaz de manifestar ese interés abiertamente –Nicodemo se acerca a Jesús de noche.
La referencia a Moisés en el desierto nos conecta con el Éxodo, con el Dios liberador, cuya encarnación es Jesús. Esta experiencia ha marcado el caminar de los pueblos que, desde el sufrimiento de la cruz, han encontrado caminos de esperanza.
Así como Dios, a través de la mano de Moisés, salvó al pueblo de la esclavitud de Egipto, ahora Jesús afirma que la salvación se da por iniciativa de Dios Padre. Juan nos presenta a un Jesús, Hijo del Hombre, cuya condición divina no procede de su ser humano, ni es resultado del puro desarrollo personal, sino que se origina en la plenitud del Espíritu, recibido de lo alto.
Oración sobre las Ofrendas
Que este sacrificio, Señor, que vamos a ofrecerte, nos purifique y nos renueve y nos ayude a obtener la recompensa eterna, prometida a quienes cumplen tu voluntad.
Amén.
Prefacio Común II
La salvación por Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia. Por Cristo nuestro Señor. Por él, los ángeles y arcángeles, y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
El Señor colmó el deseo de su pueblo: comieron y quedaron satisfechos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, aviva cada vez más en nosotros el deseo de recibir este pan eucarístico, por medio del cual nos comunicas tú la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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