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jueves, 15 de septiembre de 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 16 de Septiembre, 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 16 de Septiembre, 2011
San Cornelio, Papa y San Cipriano, obispo, mártires
Memoria
Dichosos los pobres de espíritu
Antífona de Entrada
Aquellos que siguieron en la tierra las huellas de Cristo, se alegran ahora en el cielo; y porque lo amaron hasta morir por él, con él se gozan eternamente.
Oración Colecta
Oremos:
Señor Dios, que en los santos Cornelio y Cipriano nos has dejado un ejemplo de colaboración pastoral y de adhesión a Cristo hasta el martirio, concédenos ese mismo amor a tu Hijo, para trabajar por la unidad de la Iglesia.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pablo a Timoteo
(6, 2-12)
Querido hermano: Lo que te he dicho anteriormente, es lo que debes enseñar e inculcar. Porque, quien enseña doctrinas diferentes y no se atiene a las palabras de salvación de Jesucristo, nuestro Señor, y a lo que enseña la religión verdadera, es un orgulloso e ignorante, obsesionado por las discusiones
y los juegos de palabras.
Y lo único que nace de todo ello, son envidias, pleitos e insultos, sospechas perjudiciales y continuos altercados, propios de hombres de mente depravada, privados de la verdad y que consideran que la religión es un negocio.
Ciertamente la religión es el gran negocio, pero sólo para aquel que se conforma con lo que tiene, pues nada hemos traído a este mundo y nada podremos llevarnos de él. Por eso, teniendo con qué alimentarnos y con qué vestirnos nos damos por satisfechos.
Los que a toda costa quieren hacerse ricos, sucumben a la tentación, caen en las redes del demonio y en muchos afanes inútiles y funestos, que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se han desviado de la fe y se han visto agobiados por muchas tribulaciones.
Tú, en cambio, como hombre de Dios, evita todo eso y lleva una vida de rectitud, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre. Lucha en el noble combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que has sido llamado y de la que hiciste tan admirable profesión ante numerosos testigos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 48
Dichosos los pobres de espíritu.
¿Por qué temer en días de desgracia, cuando nos cerca la malicia de aquellos que presumen de sus bienes y en sus riquezas confían?
Dichosos los pobres de espíritu.
Nadie puede comprar su propia vida, ni por ella pagarle a Dios rescate. No hay dinero capaz de hacer que alguno de la muerte se escape.
Dichosos los pobres de espíritu.
No te inquietes, cuando alguien se enriquece y aumentan las riquezas su poder. Nada podrá llevarse, cuando muera, ni podrá su poder bajar con él.
Dichosos los pobres de espíritu.
Aunque feliz se sienta mientras viva y por pasarla bien todos lo alaben, ahí donde jamás verá la luz descenderá a reunirse con sus padres.
Dichosos los pobres de espíritu.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (8, 1-3)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades.
Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
A lo largo del recorrido que nos ha planteado Lucas, desde la frontera norte hasta llegar al centro geográfico y del poder, la ciudad de Jerusalén, donde coexisten todos los poderes, va ocurriendo una serie de situaciones que marcan la diferencia entre el maestro Jesús y los otros maestros.
Lucas, en su forma descriptiva, nos informa de la presencia de mujeres en el itinerario de Jesús; ahora se suman a los anteriores los nombres de Juana y Susana, quienes ofrecían al maestro ayuda con sus bienes, mujeres que habían alcanzado su autonomía económica.
La centralidad de la predicación de Jesús por pueblos y ciudades es la buena noticia del Reino de Dios, que ya está aconteciendo; la presencia significativa y numerosa de las mujeres, que también están llamadas a formar parte del Reino, es una novedad de esa buena noticia de salvación.
Los doce, que serán los continuadores inmediatos de Jesús, viven en directo la relación de igualdad y fraternidad entre hombres y mujeres, que, fascinados por la forma cómo enseña Jesús, van dejando todo y ofrecen sus bienes a la causa inaugurada por el Galileo.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que tu Iglesia te presenta al conmemorar el martirio de los santos Cornelio y Cipriano y haz que esta Eucaristía, que a ellos les dio valor para morir por Cristo, nos dé a nosotros fortaleza para vivir como cristianos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Prefacio de los Santos Mártires
Testimonio y ejemplo
de los mártires
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque la sangre de los gloriosos mártires san Cornelio y san Cipriano, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os preparo un Reino, dice el Señor, para que en él comáis y bebáis en mi mesa.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta comunión que hemos recibido nos confirme, Señor, en el amor a Cristo para que, a ejemplo de los mártires Cornelio y Cipriano, podamos dar testimonio con nuestra vida de la fuerza renovadora del Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

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