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martes, 20 de septiembre de 2011

Ordinario de la Misa: Miércoles XXV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 21 de Septiembre. 2011

Ordinario de la Misa: Miércoles XXV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 21 de Septiembre. 2011
San Mateo, Apóstol y Evangelista
Fiesta
El mensaje del Señor resuena en toda la tierra
Antífona de Entrada
Id y predicad a todos los hombres, bautizándolos y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado, dice el Señor.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios misericordioso, que elegiste a san Mateo, un recaudador de impuestos, para hacerlo apóstol tuyo, ayúdanos, por su intercesión, a cumplir nuestras responsabilidades en esta vida como verdaderos apóstoles de Cristo, que vive y reina contigo.
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los efesios
(4, 1-7. 11-13)
Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz.
Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.
Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. El fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 18
El mensaje del Señor resuena
en toda la tierra.
Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo trasmite a la otra noche.
El mensaje del Señor
resuena en toda la tierra.
Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido, y su mensaje hasta el fin del mundo.
El mensaje del Señor
resuena en toda la tierra.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (9, 9-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo:
“Sigueme”. El se levantó y lo siguió.
Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”
Jesús los oyó y les dijo:
“No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios.
Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
La celebración de la fiesta de San Mateo Apóstol abre un paréntesis en la lógica por la que nos trae Lucas, pero es una oportunidad para profundizar, de la mano de Mateo, la decisión de ser discípulos de Jesucristo.
La mirada de Jesús busca a Mateo, quien se encuentra en un lugar público y visible, pues su trabajo de recaudador de impuestos para el imperio así lo exige.
Jesús no sólo le dirige la mirada, sino la palabra, y no cualquier palabra; Jesús convoca, invita a Mateo a seguirle. La respuesta inmediata de Mateo no deja de sorprendernos.
A continuación de la respuesta de Mateo a la invitación de Jesús, se narra lo sucedido en la casa de Mateo, sentados a la mesa en compañía de muchos comensales publicanos y pecadores.
El cuestionamiento a Jesús no se hace esperar -“¿por qué come con publicanos?”-, y la respuesta en forma de sentencia sapiencial la ofrece él mismo: “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos”. Unida a la respuesta, hay una exigencia y compromiso de vida, bajo el signo de la misericordia.

Oración de los Fieles
Celebrante:
Oremos a Dios, que tiene poder para transformar la vida y el corazón de los hombres del nuevo milenio, y digámosle:
Padre, escúchanos.
Para que con humildad y caridad sincera, la Iglesia fomente la unidad, la paz y la justicia en nuestro mundo.
Oremos al Señor.
Padre, escúchanos.
Para que los cristianos vivamos el Evangelio y seamos para nuestros hermanos buena noticia de Dios.
Oremos al Señor.
Padre, escúchanos.
Para que los pastores, sacerdotes, religiosos y fieles cristianos, viviendo según nuestra propia vocación, construyamos la Iglesia y promovamos la civilización del amor. Oremos al Señor.
Padre, escúchanos.
Para que haya jóvenes capaces de oír la invitación del Señor a seguirlo más de cerca e ir en pos de sí.
Oremos al Señor.
Padre, escúchanos.
Para que San Mateo interceda por los pecadores, por los que no tienen fe o viven como si no la tuvieran, por los que reciben el anuncio del Evangelio, por los que buscan la verdad.
Oremos al Señor.
Padre, escúchanos.
Para que con nuestras vidas anunciemos lo que celebramos en la mesa del Señor.
Oremos al Señor.
Padre, escúchanos.

Celebrante:
Recibe, Padre, las oraciones de tus fieles y haz que como San Mateo nos dejemos cambiar la vida por tu invitación y vivamos para tu Reino.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, los dones que te presentamos en la fiesta del apóstol y evangelista san Mateo y, como fruto de esta Eucaristía, concede a tu Iglesia mantenerse fiel al Evangelio predicado por los apóstoles.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los Apóstoles I
Los apóstoles, pastores del
pueblo de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, Pastor eterno. Porque no abandonas a tu rebaño, sino que lo cuidas continuamente por medio de los santos Apóstoles, para que sea gobernado por aquellos mismos pastores que le diste como vicarios de tu Hijo.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, dijo el Señor a quienes murmuraban de que estuviera comiendo en casa de Mateo con publicanos y pecadores.

Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú, que nos has hecho partícipes en esta Eucaristía del júbilo de san Mateo al recibir en su casa a Jesucristo, concédenos, Señor, la gracia de no separarnos nunca de tu Hijo y de esforzarnos por darlo a conocer.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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