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jueves, 22 de septiembre de 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XXV Semana. Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23 de Septiembre, 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XXV Semana. Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23 de Septiembre, 2011
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad
Feria de la 25a. semana del Tiempo Ordinario
Que llegue hasta ti mi súplica, Señor
Antífona de Entrada
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan mis enemigos, tropiezan y caen.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, de quien todo bien procede, inspíranos propósitos de justicia y santidad y concédenos tu ayuda para poder cumplirlos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Ageo (1, 15—2, 9)
El día veintiuno del séptimo mes del año segundo del reinado de Darío, la palabra del Señor vino, por medio del profeta Ageo, y dijo:
“Diles a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo: ‘¿Queda alguien entre ustedes que haya visto este templo en el esplendor que antes tenía? ¿Y qué es lo que ven ahora? ¿Acaso no es muy poca cosa a sus ojos?
Pues bien, ¡ánimo!, Zorobabel; ¡ánimo!, Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote; ¡ánimo!, pueblo entero. ¡Manos a la obra!, porque yo estoy con ustedes, dice el Señor de los ejércitos.
Conforme a la alianza que hice con ustedes, cuando salieron de Egipto, mi espíritu estará con ustedes. No teman’.
Esto dice el Señor de los ejércitos: ‘Dentro de poco tiempo conmoveré el cielo y la tierra, el mar y los continentes. Conmoveré a todos los pueblos para que vengan a traerme las riquezas de todas las naciones y llenaré de gloria este templo. Mía es la plata y mío es el oro. La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero, y en este sitio daré yo la paz’,dice el Señor de los ejércitos”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 42
Envíame, Señor,
tu luz y tu verdad.
Defiéndeme, Señor, hazme justicia contra un pueblo malvado; del hombre tramposo y traicionero ponme a salvo.
Envíame, Señor,
tu luz y tu verdad.
Si tú eres de verdad mi Dios refugio, ¿por qué me has rechazado? ¿Por qué tengo que andar tan afligido, viendo cómo me oprime el adversario?
Envíame, Señor,
tu luz y tu verdad.
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas.
Envíame, Señor,
tu luz y tu verdad.
Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la cítara.
Envíame, Señor,
tu luz y tu verdad.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Jesucristo vino a servir y a dar su vida por la salvación de todos.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (9, 18-22)
Gloria a ti, Señor.
Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos contestaron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas, que ha resucitado”.
El les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”
Respondió Pedro:
“El Mesías de Dios”. Entonces Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.
Después les dijo:
“Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Ahora encontramos a Jesús en una actitud especial, que se hará constante conforme se acercan a Jerusalén: la intimidad con Dios. La oración profunda y contemplativa el maestro Jesús la enseña a sus discípulos en la práctica. Sus seguidores fueron testigos de la experiencia fuerte de oración de Jesús. Dios Padre era su fuerza; hacer la voluntad del Padre su compromiso.
Después de que Herodes deseara verlo, Jesús se retira a orar; los discípulos se acercan y él aprovecha la oportunidad para preguntarles sobre su propia identidad; quiere sondear cuánto han comprendido sus discípulos sobre él.
El interrogante señala en doble dirección: primero pregunta sobre qué piensa sobre él la multitud que le sigue; la respuesta es la misma dada anteriormente a Herodes: unos dicen que Juan Bautista, otros que Elías o un antiguo profeta.
Una vez escuchada la respuesta, se dirige directamente a sus discípulos para saber su pensamiento e impresiones sobre él.
Pedro entonces toma la palabra en nombre del grupo y responde con lo que la tradición ha llamado la “profesión de fe”: “Tú eres el Mesías de Dios”, una frase elaborada por la tradición neo-testamentaria, que ha llegado hasta nuestros días de generación en generación.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad, estos dones que te presentamos humildemente, para que sean gratos a tus ojos y nos hagan crecer en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VI
El misterio de nuestra salvación
en Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Señor, tú eres mi amor, mi fuerza y mi refugio, mi liberación y mi ayuda. Tú eres mi Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la fuerza redentora de esta Eucaristía nos proteja, Señor, de nuestras malas inclinaciones y nos guíe siempre por el camino de tus mandamientos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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